No quiero ser aguafiestas. Pero no os engañaré: No las tengo todas conmigo para este año que viene. Resulta un poco complicado ser optimista salvo que te mantengas ignorante, o tengas una gran capacidad para la indolencia.
No voy mal yo de indolencia, aunque últimamente estoy sensible. Lloro cuando escucho la radio, las noticias, el telediario.. ¡los anuncios! . Sí sí, los anuncios. Primero uno que nos vende un medicamento para las digestiones pesadas, claro, con estas fiestas, los estómagos más fuertes se resienten, empachos y sobredosis de alcohol y comida.... Aiiss.. terrible.... Luego otro anuncio, una ONG. Acción Contra el Hambre. Sin más comentarios. Las lágrimas me vienen a los ojos y me siento mal, pero no es que sea mejor que los que no lloren o ni se percaten del mal gusto del que reunió tales anuncios en la programación, no. Quizá sólo sea hormonal. Estoy estúpidamente sensible. De nada vale llorar... ¿verdad?
Estamos en crisis de amor. Existen muchas personas buenas, pero todos reunidos, la humanidad, resulta nefasta..... Difícil creer en la bondad humana con sólo ver la portada de un diario cualquiera.
Tengo que esconder los periódicos con el afán de proteger a mi hijo de las imágenes que salen en primera plana: un campo sembrado de cadáveres, seres queridos de alguien que con gesto compungido acoge la cabeza de uno de esos muertos en su regazo... Barbarie, dolor.. y luego rabia, y más odio. Centenares de muertos mientras aquí sonreímos y deseamos felices fiestas... Felices Fiestas.
Cierto es: estamos en CRISIS. Tiramos toneladas de comida que no damos comido en estas excelsas cenas llenas de marisco, de cordero, de capón. Turrón duro. Cuídate esos dientes. Son para toda la vida. Te veo mal... ¿no estarás embarazada?
No. No lo estoy. Protejo a mi niño de las portadas de los periódicos. ¿Quién protegerá a los hijos de los muertos?
Y no quiero ser aguafiestas. De verdad que no. Quizá este post, aquí y ahora, es de mal gusto. Sí.
Dentro de unas horas empezará un nuevo día, un nuevo año, el resto de nuestras vidas...
Tenemos mucha suerte. Yo, yo tengo mucha suerte. Ojalá aquellos que lo necesitan de verdad tengan un mejor año 2009.
Y que los buenos... ganen.
Y todo esto lo pienso mientras friego la bandeja del horno donde asamos el cordero. Me gusta jugar con el jabón y el agua. Y las copas de cristal fino, que no se estropeen en el lavavajillas, y de paso las hago sonar acariciando el borde con el dedo mojado.... y vuelvo a ser una niña... una vez más, y así seré feliz... ignorante e indolente... una vez más.