lunes, 29 de septiembre de 2014

43

Todavía sirven licor 43??
No me gustaba demasiado, pero en su momento, cuando yo era pequeña, tenía éxito. Todo mueble bar de clase media tenía ¿no? Luego ya llegó el carolans, y el sheridans... Bueno...
Ahora, que cumplo precisamente 43, y ya sé más mejor lo que quiero, no cambio el licor café casero por ningún otro...
Una vez fui bebé, y niña, y adolescente, e insultántemente joven, pero ahora me toca ser una mujer de 43, desde hoy justamente.
Y está bien. Está muy bien. Todavía no soy vieja, todavía tengo energía, todavía... Aún no llegó el momento del ¿ya?. El ¿ya está?... ¿ya llegué? ¿se acabó ya el viaje? 
Naaaaa... 
Un día más... un día menos...
Agridulce paso del tiempo.
Pero no me puedo quejar... ni mucho menos.
Me lo paso bien... Amanerando.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Novena

La fruta se pudre. Se llena de mosquitos, larvas... se corrompe. Pero todo se aprovecha. No hice mermelada. Hacer mermelada lleva mucho azúcar, refinado, la droga del milenio. El azúcar nos mata, también. La vida nos mata. Nos roban y sabotean. Nos estamos matando. Nuestro estilo de vida nos mata. Hacer mermelada también te cuesta energía y tiempo. ¿Vale la pena? La fruta viene toda junta... Hay que guardar para cuando no hay. Confituras y conservas. Tarta de manzana. Compota. El vino. El vino sí... es un buen invento. Pero no me gusta el vino. No demasiado. A veces para hacerme la interesante, la sibarita... pero no me gusta el vino. Tampoco la cerveza, aunque la voy tolerando más. Se puede vivir a base de cerveza, ketchup y pipas. Es mentira. No me lo creo, más bien.
Tiempo de tormenta y vendimia.
La novena de tormentas. Pero a veces son más de nueve... Y quién se para a contarlas. 
Nos robaron el útero.
¿Cómo han podido robarnos el útero? Y sí. Ahí dentro de nuestras entrañas, a veces late, se contrae, se vuelve una medusa, un pulpo, una serpiente... por momentos bien ínfimos se hace notar y nos asusta.... porque no tenía que estar ahí... ¿qué es eso? Lo que nos han robado sin llevárselo... Y no sabrían cómo se usa. Nos robaron la capacidad de sentirlo, de navegarlo sin navegar. Porque ese va con piloto autómatico: el bicho dentro del bicho. Tratar de gobernarlo es imposible y doloroso. Es un extraterrestre en nuestros vientres... Poseídas... 
Quemadlas pues!!!
Y así fue.
Y lo hicimos invisible. Lo acallamos. Con mucha culpa, con mucho miedo. Y sufrimos. Y seguimos sufriendo. Mientras no lo liberemos de nuevo, para proporcionarnos el placer debido, así será.
Cómo es posible... que nos hayan robado algo tan importante de nuestro ser....
Somos culpables. Es nuestra responsabilidad protegerlo. De su buena salud depende mucho más de lo que creemos. Todo empieza allí.


El parabrisas se vuelve una pantalla con efectos: la imagen se hace impresionista, se deshace, se desdibuja, y las líneas tiemblan, se ondulan... como el útero. Pero sólo es la lluvia, el agua vital hacedora... junto con la luz, junto con mis ojos, junto con mi útero...