martes, 30 de diciembre de 2008

Feliz Año Nuevo

No quiero ser aguafiestas. Pero no os engañaré: No las tengo todas conmigo para este año que viene. Resulta un poco complicado ser optimista salvo que te mantengas ignorante, o tengas una gran capacidad para la indolencia.
No voy mal yo de indolencia, aunque últimamente estoy sensible. Lloro cuando escucho la radio, las noticias, el telediario.. ¡los anuncios! .  Sí sí, los anuncios. Primero uno que nos vende un medicamento para las digestiones pesadas, claro, con estas fiestas, los estómagos más fuertes se resienten, empachos y sobredosis de alcohol y comida.... Aiiss.. terrible.... Luego otro anuncio, una ONG. Acción Contra el Hambre. Sin más comentarios. Las lágrimas me vienen a los ojos y me siento mal, pero no es que sea mejor que los que no lloren o ni se percaten del mal gusto del que reunió tales anuncios en la programación, no.  Quizá sólo sea hormonal. Estoy estúpidamente sensible. De nada vale llorar... ¿verdad?
Estamos en crisis de amor. Existen muchas personas buenas, pero todos reunidos, la humanidad, resulta nefasta..... Difícil creer en la bondad humana con sólo ver la portada de un diario cualquiera.
Tengo que esconder los periódicos con el afán de proteger a mi hijo de las imágenes que salen en primera plana: un campo sembrado de cadáveres, seres queridos de alguien que con gesto compungido acoge la cabeza de uno de esos muertos en su regazo... Barbarie, dolor.. y luego rabia, y más odio. Centenares de muertos mientras aquí sonreímos y deseamos felices fiestas... Felices Fiestas. 
Cierto es: estamos en CRISIS. Tiramos toneladas de comida que no damos comido en estas excelsas cenas llenas de marisco, de cordero, de capón. Turrón duro. Cuídate esos dientes. Son para toda la vida. Te veo mal... ¿no estarás embarazada?
No. No lo estoy. Protejo a mi niño de las portadas de los periódicos. ¿Quién protegerá a los hijos de los muertos?
Y no quiero ser aguafiestas. De verdad que no. Quizá este post, aquí y ahora, es de mal gusto. Sí.

Dentro de unas horas empezará un nuevo día, un nuevo año, el resto de nuestras vidas...
Tenemos mucha suerte. Yo, yo tengo mucha suerte. Ojalá aquellos que lo necesitan de verdad tengan un mejor año 2009. 

Y que los buenos... ganen.

Y todo esto lo pienso mientras friego la bandeja del horno donde asamos el cordero. Me gusta jugar con el jabón y el agua. Y las copas de cristal fino, que no se estropeen en el lavavajillas, y de paso las hago sonar acariciando el borde con el dedo mojado.... y vuelvo a ser una niña... una vez más, y así seré feliz... ignorante e indolente... una vez más.
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sábado, 13 de diciembre de 2008

El buzo rojo de mamá

Fíjate qué guapo está.

Y cómo disfruta de la nieve, ahora empieza a cogerle el gusto...
Sí, al principio estaba un poco perdido. Está fría, y moja si la tienes un rato en al mano. Y cruje cuando la pisas. ¡Y qué carita se le quedó cuando le cayó en la cara esa nieve del árbol! jajajaja. Pobre...
Sí que está guapo, con ese traje rojo para la nieve de su mamá... Es increíble, con más de treinta años que tiene, de cuando ella tenía su edad... 3 añitos.
Es que en Alemania hacen las cosas muy bien.
Sí, tecnología textil alemana... jajajaja. Parece un astronauta! jajajaja
Sí. La abuela trabajaba en una fábrica de calcetines y medias. Parece salido de un chiste: ¿el colmo de una mujer que trabaja tejiendo calcetines?...
Cual...
Pues que su hija siempre tenga los pies fríos.
Pues es cierto... jajaja.
Y es que en Alemania nieva bastante, y más en la Selva Negra, donde yo nací y pasé mis primeros 3 añitos.
¡Pues vaya nombre! La Selva Negra.... aissss. No me extraña que salieras un poco salvaje...
Sí, jajaja.
Pues si nieva tanto debería llamarse Selva Blanca... ¿no?
¿Por qué se llamará Selva Negra?
Eu que sei! Ó mellor miro.
Sí, sí... investiga.
Fotos: O reisiño na neve no monte de A Cañiza hai 15 días e mami co mesmo buzo vermello no coliño da avoa, Alemania, hai uns 35 anos.

martes, 9 de diciembre de 2008

Pubís pavós, a filla do rei, casada con vos...

Podría ser el envés de la hoja de una planta con pilosidades rojas. Sí. Podría... Pero en verdad es el verde pubis de una exótica pelirroja.
Cuestión de Fé.
O cuestión de sexo.
O cuestión de calor humano.
O sólo de calor.
Mirad y encontrad todos, en él, vuestra verdad.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

U baby.. baby... it's a Wild World

Subió una vez más por las concurridas escaleras. Las salas delante de las puertas de las consultas estaban llenas de gente. Hedía. Quizá sólo era uno, quizá unos cuantos, pero aquel olor los hacía parecer a todos sucios. Sucios enfermos y mojados. En la calle llovía y hacía frío contrastando con el infierno de temperatura que había en el centro, con la calefacción averiada y fuera de sí. Los paraguas acompañaban a aquellos variopintos usuarios hasta sus incómodos y marrones asientos de plástico duro, unidos en hilera, algunos hacinados como si fuesen los asientos de un improvisado teatro en el vestíbulo-sala, otros arrimados a las insulsas paredes aderezadas con carteles informativos, de campañas contra la violencia, pidiendo silencio o anunciando la puerta del médico o enfermera de turno.
Todos la miraron pasar. Miradas de desprecio, en algunos casos, en otros de incomprensión, de curiosidad, de envidia incluso, a veces una mezcla de todo y a veces miradas indescifrables, que la acompañaron todo el camino hasta que se perdió brevemente en una de las consultas. Salía acabando una sonrisa que se borró de golpe cuando se percató de la vuelta de las miradas. Su carga había cambiado: entró con una maltrecha carpeta rosa y salió con un montón de carpetas, igual de maltrechas, algunas azules y otras rosas. Muchos repararon en el detalle y se produjo un rum rum común y también variopinto en sus cabezas. Cada uno sacó sus conclusiones, que se reflejaron en sus ojos, a veces claramente, otras con velos de diferente grosor y color: paranoias, odios, incertidumbres, tristezas, impotencias... La mayoría de aquellas miradas estaban veladas, y pocas, o ninguna que pudiese descifrar, tenía buen trasfondo.
Un abismo se le antojó que había entre los malolientes miradores y ella. Se figuró caminando por un estrecho pasillo y pensó que cualquier desvío de su trayectoria sería fatal. Quiso salir rápido de enmedio de aquella cada vez más tupida telaraña de miradas antes de que fuese demasiado tarde. Apuró su paso y regresó a su refugio, abajo, detrás de la puerta que ponía PRIVADO, sólo para el personal. Según entró un compañero le entregó otra maltrecha carpeta, azul.
- Otra urgencia, esta es para el Dr. Rodríguez - le dijo.
- Ve tú, yo acabo de subir - respondió a la vez que le devolvía la carpeta.
El colega, algo contrariado, respiró hondo y salió decidido.

No pudo evitar sentirse culpable cuando lo vió, instantes más tarde, desmadejado en aquel creciente charco de sangre, en el descanso de las escaleras, mientras algunos de los médicos y enfermeras se precipitaban sobre él para prestarle auxilio esquivando las carpetas desperdigadas por el sucio y húmedo suelo. Todo apuntaba a que la humedad en la escalera había hecho resbalar fatalmente al porteador. Sin embargo, un pálpito crecía en ella mientras la culpa dejaba paso al miedo. Levantó despacio la cabeza y los vió. Reconoció en lo alto de la escalera a algunos de los mirones, que, escudándose en la curiosidad, se asomaban para ver el estropicio. Volvieron su mirada hacia ella, de nuevo hacia ella.... amenazantes.


P.D. Y tiene razón Raúl, es mejor la original de Cat Stevens (yo no lo sabía!):