viernes, 30 de octubre de 2009

No va a ser tan sencillo

No va a ser tan sencillo. Un empujón me hace rodar ladera abajo, hacia el ardiente abismo.
¿No quieres arder? oigo desde todas direcciones... Pues arde, arde querida... Desearás haber muerto para  cuando llegues abajo.
En el primer golpe, la carcasa de hielo que me cubre se rompe en mil trozos, que se subliman de inmediato, mezclándose con los vapores que me queman por dentro cuando los respiro. Así que sigo viva. Las llamas están muy abajo. Esto parece la caldera de un gigantesco y profundo volcán. Mis párpados recobran la movilidad, y puedo cerrar los ojos para no marearme de dar tantos golpes y vueltas. Desmadejada como una maltrecha muñeca, frena mi caída un saliente preparado para mi siguiente tortura, un poco antes de llegar abajo, lo justo para no abrasarme, pero sí chamuscarme un poco. Muy lejos de cualquier intento de lucha, noto como mi carne ya no está congelada, ahora se va haciendo a fuego lento, produciendo un olor característico... ¿A qué sabrá mi carne guisada? Tengo hambre. Soy consciente en este momento de que mi cuerpo, más que dolorido... está hambriento. Se me ocurre que es peligroso para mi integridad física que el hambre supere al dolor, divertida ocurrencia que me hace sonreír... Sin duda enajenada, acabo en una triste y dolorosa carcajada que no me suena familiar. Ni siquiera me reconozco... ¿Por qué no habría de comerme?
En realidad no puedo distinguir el hambre de la náusea.... Esa pequeña anomalía me acompaña desde que era una niña. Llegaba a casa del colegio y le decía a mi madre: Me encuentro mal mamá, creo que tengo náuseas.
Mi madre me miraba de reojo, mientras no paraba de cocinar: ¿No será debilidad?
¿Debilidad?
Ella concluía: Sí, lo que tú tienes es debilidad. Toma (me daba un trozo de pan) come esto y ya verás que te sientes mejor...
Tenía razón: siempre es debilidad...
Ahora, esperanza absurda, busco un trozo de pan que le dé, una vez más, la razón a mi madre, pero sólo hallo cenizas, vapores, humos y calor. Y si ella no tiene razón ya nada es razonable, ya nada tiene sentido...
No te equivoques, querida,  que no encuentres pan aquí no significa que no te curase si lo hubiera y pudieses llevártelo a la boca.
Tiene razón, y presume de quererme, hipócrita. Porque es cierto que ya no estoy congelada, que ya no hace frío... pero sigo sin poder moverme, molida de los golpes de la caída. Mi cuerpo se ha roto en mil piezas reunidas todas en este saco de piel humana. Bonito bolso... Y no, bonito recipiente. Me cocino lentamente en mi jugo... en mi sangre que empieza a alcanzar el punto de ebullición...
Al fin estoy aquí, a las puertas del infierno ¡sin alcanzarlo! ¡Y siempre este casi de sufrimiento extra! Mejor morir de repente, y no esta agonía.
Pero sabes bien que debes sufrir. Esto es así. Se llama Purgatorio, querida...
¿Querida por quien? ¿Acaso lo merezco?
¿Lo qué? ¿El Purgatorio, o que te quieran? Y ambas cosas significan lo mismo. ¿No lo ves? Es simple: alguien que te quiere piensa que te mereces una segunda oportunidad, pero antes has de pasar por el Purgatorio.
Será un broma, que me quiere, digo...
Y todo es una broma: la vida es una broma, la muerte también... Lo infinito es muy aburrido, querida. Tenemos que entretenernos en algo. Vosotros los mortales podéis divertirnos un poquito... Aunque siempre acabáis siendo aburridos. Pasa en todas las partidas. LLega un momento en que debemos buscar un juego nuevo...
Juego Revuelto.
¿Cómo?
Alto.
No seas insolente. No le hables así a tu Dios.
A la mierda. No quiero este nepotismo inhumano e indivino que ni yo me merezco. ¡¡Mándame al infierno de una vez!!
Así sea.


martes, 27 de octubre de 2009

Disparadas por el viento las gotas de agua nieve se me clavan en la piel desnuda

Disparadas por el viento, las gotas de agua nieve se me clavan en la piel desnuda. En ángulo agudo apenas avanzo contra los elementos que me rechazan severos, atacándome sin tregua sobre la espesa, fría y cegadora nieve. Ya no siento los pies. Descalzos, se han convertido en congelados palos que se van clavando en el suelo helado, escalando en esta horizontal e inclemente montaña. Mis momentos de vida están contados. Mi carne se congela durante largos segundos, que el recuerdo aprovecha para traerme fugaces fantasías, de los días de invierno al lado de la chimenea, del olor del fuego, del crepitar de las llamas. Pero nada consigue acallar el silbido del viento omnipresente... Calor. Sueño con el calor vital. Y lo sueño ahora, acrecentando la vívida sensación de que la fría muerte, me pisa los entumecidos talones...
Debí ser muy mala para someterme a este castigo autoinfligido. Hago un pequeño montículo de nieve y me respaldo en él, recogiendo mis piernas, acurrucándome de espaldas al asesino viento, que insensible, sigue silbando esa pegadiza marcha fúnebre. Estoy cansada de luchar, no adelanta mi fin, sólo prolonga mi agonía ¡Me dignifica! Pero ya tengo suficiente. Una vez más caigo en el pecado de la autocompasión. ¿Dónde he acabado y por qué? ¿Qué hago desnuda? Son preguntas demasiado obvias, cuyas respuestas no me hacen falta. Este, es mi sitio. No sé por qué, pero así es...  Al parecer, me merezco esta mi suerte. 
Me acurruco y me froto despacio sin apenas sentir nada, ni siquiera la aspereza de mi piel erizada, que observo de cerca mientras el hielo forma una gélida vestidura, que se mantiene unida a este trozo de carne medio muerta, como un natural velcro. Qué color tan extraño, el color de la muerte... que apenas aprecio ya. Es como un pesado y extraño sueño. Qué seré yo, y por dónde saldrá esta pena que llevo aquí, en la boca del estómago, ahora que no puedo llorar, que mis lágrimas se me adentran más y más para no salir a congelarse sobre mis mejillas, que mis ojos son cristales rígidos que ya no pueden ver. Imposible cerrar los párpados, aunque pesan mucho, mucho, cada vez más, con un montón de nieve acumulado en mis pestañas, a punto de precipitarse al vacío, ¡al infierno!... Ya lo veo. ¡Toda yo me caería al ardiente abismo!... Trágico equilibrio al borde, porque no puedo moverme, el deseo no es suficiente, ya no tengo voluntad, sólo soy una fría piedra de hielo, dormida, no... Muerta quizá. Soñando eternamente con esas llamas... 


Y este frío, también quema. 


Y habrá que conformarse...


Quizá venga el sandman y me lleve... a la tierra de nunca nunca jamás...

martes, 20 de octubre de 2009

Quiero saber...

No encuentro el libro de las respuestas. Qué contrariedad. Qué desazón.
Quizá me valga beber de la fuente de la sabiduría.
 
Esta no es la fuente de la sabiduría.
Lo sé.
No calmará tu sed.
Lo sé.
Olvídate del tema.
No puedo. Beberé de todos modos... quien sabe...
El libro tampoco te va a curar esta ignorancia.
Lo sé.
Es más: ¿qué te soluciona saberlo? ¿acaso harías algo diferente?
No. Supongo que no.
Entonces?
Debo encontrarlo.
Qué estúpida eres a veces.
Lo sé.
Pues pon remedio.
No puedo.
Sí que puedes.
Estúpida.
Imbécil.
Ignorante.
Lo sé.




Y se me ocurre que saber y saborear deberían ser (¿lo son?) de la misma familia léxica. Que nos gusta como sabe el saber, aunque a veces las respuestas sean amargas... ¿Es mejor saber de todos modos? ¿Y si el conocimiento es como el agua, incoloro, inodoro, insípido? Y no. Siempre lleva sales.
No todas las aguas son iguales.
Todas tienen sus matices.
Como las respuestas.


Gif: Fonte en Bueu


Pd. Mis defectos personales

jueves, 15 de octubre de 2009

Una mano

Echar una mano. Y hoy me siento una mujer literal (¿cómo se baila eso?), así que me parece una expresión macabra... que suena a peli de miedo.
Necesitas algo más que una mano. Además no me la voy a cortar...
Será sólo una temporada: échale la mano.
Está bien, pero quizá se asuste...
Creo que más no se va a asustar.
Llevas razón.

Una sombra borrosa recorre la blanca y virginal página en espera, de pie, porque ahora esperan de pie, ahí, en la impresora, multifunción, que tanto te hace una fotocopia, como te escanea, como te lee una tarjeta de fotos. La sombra borrosa me hace daño en los ojos. No puedo enfocarla. La misma sombra está desenfocada. Sólo puedo ver una sombra desenfocada que se mueve en la hoja clara, iluminada como la luna, por el sol. Es de una mosca en el cristal de la ventana.  De vez en cuando hace ese ruido de mosca, tan molesto.. y vuela intentando atravesar el vidrio hacia el exterior, por un lado, por el otro. Pero se encuentra con la misma dureza. Y sigue terca en sus trece...

La jefa ha resultado ser chillona, una de esas voces que cuando se alzan un poco resultan molestas, como la mosca en el cristal, igual, o como mi suegra.... bueno, o casi... Se le sale el carácter por la boca, haciendo gallitos... Esos gritos que no vienen a cuento, para decir Eh! estoy aquí! y soy la jefa aunque no tenga ni idea... Guárdame esto y hazme aquello. Es así ¿verdad? me pregunta luego, a mi, en voz baja. Sí, sí. Qué extraña sensación...  Y ya se ha llevado algunas broncas, injustas, sin duda... Contéstales que se pasan, que no se te suban a la chepa, intento avisarle. Ella asiente y valiente se prepara día a día. Vente conmigo a la reunión, por favor, que quiero que venga alguien que conozca los temas. La noto preocupada. Sí mujer, claro que voy, no te preocupes...

¿Y que no se preocupe?
Y no. A mi el coordinador y el jefe de servicio no me imponen absolutamente nada. Me respetan, creo que hasta me tienen cariño... (¿será mucho decir?... Naaaa). Yo casi que también.  Pero es que yo respeto prácticamente a todo el mundo, sin distinción, así que no hay mérito para ellos.. No. Soy de las que busca justificación para todo tipo de actos. Y pienso que todo el mundo es bueno, en el fondo... aunque sea muy en el fondo. Aun así desconfío, porque las personas buenas también hacen daño, a veces sin querer, otras porque creen que tú eres malo y te mereces lo malo que te hacen, o por ignorancia, oh sí, la ignorancia es muy mala... Bueno, y no digo que esté bien, ser como soy, pero así soy, así  me sale ser... Y también hice daño. Y probablemente lo hago. Y probablemente lo haré. Pero no soy mala. No me creo mala, ni siquiera cuando pienso en la faceta sexy de la maldad me sale ser mala. Porque para ser mala, una mala chula, una mala sexy.... hay que ser muy buena... o resultas ridícula.

Soy capaz de matar a la mosca molesta de la sombra distorsionada... Con este matamoscas naranja del Todo a Cien de los chinos. ¡Es que me jode la virginidad del papel soleado! y quiero que se calle... ¡ya!

Y me acordé ahora de cuando escuchaba a Bon Jovi.  Me acordé de cuando yo ensayaba para hacerme la mala.... la mala sexy... delante del espejo, con aquellas canciones... de los heavys pijos... jaja
Quizá retome los ensayos....

...wait a minute, wait a minute...

sábado, 10 de octubre de 2009

El misterio del ronroneo

El ronroneo es un misterio.

Un mantra puede ser una sílaba, una palabra, una frase o texto largo, que al ser recitado y repetido va llevando a la persona a un estado de profunda concentración (dhāraṇā)

Yo creo que es el mantra de los gatos. Deben ser de los pocos animales que meditan, ¿por delante del hombre?... ¿por delante de la mujer? jaja. ¿Os escandaliza que contemple la posibilidad de que seamos de especies diferentes, los tres, gatos, hombres y mujeres?
¿Y para qué queremos concentrarnos? Es más... ¿en qué queremos concentrarnos? ¿qué necesitamos meditar con tanta entrega?
¿Hedonismo y egoísmo??
Concentración, en nosotros mismos. Introspección. Concentrarnos en lo bueno, en la intensidad del ser, en nuestra importancia (sin pararnos aquí a discutir el tamaño...jajaja), en lo trascendental de nuestra existencia. Ei, que yo no sé nada, sólo aventuro, sólo vomito... con mayor o menor acierto. Claro. Claro que a veces me salgo del tiesto... Claro. Cuestión de puntería, cuestión de suerte... sí. Más que de talento. Y Claro.

¿Y no es nuestra entrega a los demás lo que debería hacernos felices?

Pero hay que cuidarse, no te vas a entregar así, de cualquier forma... Deberías cuidarte para poder darte en la mejor de las condiciones posibles. Qué bonito...
¿A caballo regalado no se le mira el diente?
Bueno, el que lo regala debería hacerlo, por ética, por auténtica generosidad.


Claro.
Claro no hay nada (qué pesada soy...), aunque algunas ideas se nos presenten así, seductoras, elegantes... ¿cómo van a ser mentiras siendo tan resultonas?. Todas tienen algo de mentira. Y a veces, lo son casi de principio a fin. Una montaña de mentiras formando parte de toda una falsa historia... Patrañas. Si es bonita queremos creerla como auténtica... la historia. ¿Y por qué no?. En cierto modo no nos equivocaremos, porque algo de verdad hay siempre en una mentira, y algo de mentira hay siempre en toda verdad. A veces es un fifty fifty. Lo sabemos. Lo sé, sí, eso sí que lo sé.

Los gatos ronronean cuando algo les gusta. Se concentran en el placer que les produce.
Y cierto es, que resulta agradable acariciar a un gato ronroneante, nos gusta, nos relaja... Respuesta condicionada. Tú los acaricias más porque te gusta su ronroneo. Ellos ronronean más para tener más caricias... Lógico y normal. Parece de verdad...

Pero no todo lo lógico es verdadero. Aissss, con la de verdades absurdas que nos rodean....

Y con esto de los mantras me acuerdo de Tina Turner, que cuando tocaba fondo se refugió en ellos. La ayudaron a levantar el vuelo y alcanzar la calma después de su intempestiva relación con Ike. Claro que Tina debía dar a los mantras una dimensión especial, con esa voz desde las entrañas... Uisss. Sí.

Y como muestra, un botón:



Y estamos rodeados de mantras, sólo hay que saber escucharlos, sentirlos... hacerlos tuyos... Ui, sí, ya lo creo que sí. Todo trabajo tiene su mantra, su ritmo, su cadencia especial, que te ayuda a concentrar tus sentidos en él. Entrégate con amor, y todo saldrá bien, como la seda, suave, suave... así, así...  En todo hay mantras, en todo hay poesía, en todo hay sexo, amor, entrega... Búscalo, por que si lo encuentras... será tuyo... por arte de magia.

lunes, 5 de octubre de 2009

Y el Otoño de los 38, que no da llegado...

Y ahora llueve. Al fin, dice la mayoría. Pero no hace frío. Es como una tormenta de verano. Y la vegetación está hecha un lío... El Otoño no acaba de llegar. Las leñeras están llenas, preparadas. En la nuestra algo se está comiendo la leña. Unas mandíbulas potentes la hacen crujir a cada dentellada. De vez en cuando me giro, desde la mesa de la sala a la que estoy sentada cenando, o comiendo, para intentar sorprender al bicho en su banquete de la leñera al lado de la chimenea.... Pero sólo puedo escuchar, sobrecogida...

El día de mi cumple, San Miguel, festivo en donde trabajo.... qué bien, hizo día de playa. Y allí nos fuimos. Me regalé algunas fotos bonitas, a medias con mi niño, que también quiso participar... Además me regalé un estar tan a gustito, en la arena mojada, dejando que las ondiñas do mar  me canten el feliz cumpleaños mientras me masajean los pies.... Aisssss. Qué placer tan sublime...
Me sentí, un año más, una suertuda de calibre superior... Cerquita de los 40 ya soy toda una mujer... jajaja
Tengo todo lo que deseo.
Lo único que enturbia mi felicidad es el saber que cualquier día algo malo pasará... que no todo siempre puede ser de rosa y miel.... Son ganas de amargarme, lo sé. Pero disfruto el momento, eso sí...

Y bueno, las fotos a contraluz, en el atardecer de la playa de Samil, con las estrellas brillando en la superficie del agua... me trajeron a la cabeza la canción de Marta con Slash, con "esas que brillan aun estando al Sol" y el "píntame toda con la arena"... Sí.



Obsérvese que el 8 vela de la tarta no es más que un 5 disfrazado con plastilina!!!  jajaja
El ingenio de la familia...


Pd. Y síii... bailemos el Rock en Samil!! (sugerencia de Möbius)