Semana complicada.
Las nueve y media de la noche. La celadora se ha ido a por la cena para todos los que se quedan de guardia por la noche. El mostrador está tranquilo. De vez en cuando entra algún paciente, nada urgente de verdad, aunque el significado de urgente o urgencias está del todo desvirtuado. Todo se puede convertir en una urgencia: por subjetividad, por negligencia, por mala organización, por los tiempos que corren, porque sí... y no voy a ser yo quien diga que no. NO soy personal cualificado.
Recojo las tarjetas de los que van llegando e intento registrarlas en el ordenador, "mierda, el puñetero programa no va", fue mi pensamiento resignado, así que toca usar el boli. Algo más falla: la estampa que se ofrece al público esta noche falla también.
- ¿¡Qué pasa!? - dice el reisiño al paciente que nos importuna.
- Nené, eso no se dice, se dice "hola", se dice "qué tal", pero no se dice eso -
- ¿Por qué? -
- Porque es de mala educación hablar así a nadie -
- Vaaaleeee - me dice mientras sigue sintiéndose importante, sentado a mi lado, con su pequeño portátil de juguete entre los ordenadores de mi trabajo, intentando adivinar la letra que se esconde tras el dibujo.
- Mami.. ¿y esta?-
- Esa es la T, ¿lo ves? - le señalo a la vez que le devuelvo la tarjeta al paciente que sigue la escena un tanto imperturbable.
- Espere en la sala, pregunte quién es el último, por favor -
- Gracias - me responde.
En esto entra por la puerta un hombre no muy grande, trajeado, con su maletín, pinta de persona importante, equipado como un ejecutivo. Lo reconocí al instante, pues ya había pasado por allí alguna otra vez, y si la primera tuvo que decirme su nombre, esta vez ya no. Supe antes de que me lo dijera que venía a ver a un médico que estaba de guardia y que es su amigo.
- Está atendiendo - le dije - pero se lo aviso enseguida
- No, no, si está atendiendo no le moleste, yo espero -
- Bien -
Así que se sentó, y sonrió levemente cuando escuchó a mi niño que ya me estaba pidiendo ayuda para la próxima letra que el monito le había escondido en el dibujo de la pantallita.
La primera vez que lo había visto por allí se había identificado y estuve un rato (el camino hasta la salita donde estaba el reclamado) pensando quién era, pues su nombre me resultaba tremendamente familiar. "¡Claro!, ¡Es la mismísima mano derecha del presidente de la Xunta!"
Hubo quién me dijo que era tonta por no entrarle al trapo con mi tema de cambio de turno para la conciliación de la vida familiar y laboral, pero yo... no me atreví....
Cosas de la vida. Mira por dónde, si es algo perspicaz, se dará cuenta de cómo he tenido yo que conciliar vida familiar y laboral esta semana de nueve a diez de la noche...
Claro que no lo pillo de servicio. Aysssss...
¡Qué lejos quedan las vacaciones!
Foto: cadena oxidada colgando del agujero que viene de la bodega del abuelo. Digna de guardar los más preciados tesoros. Nostalgia del verano. Tan distinta a las relucientes y engrasadas cadenas laborales...
Nunca podrás ser personal cualificado (lo siento):-)
ResponderEliminarEl personal cualificado no piensa, sigue las normas; obedece al jefe...
Conciliar? Primero tendrá que tener ganas de ir a su casa para jugar con sus hijos.
Cosa que dudo en los tiempos donde quien educa es la nani...
Un saludo de un Papi chulo
con un pizquita de perspicacia se tiene que haber dao cuenta joer!! a ver si hay suerte, que los ángeles a menudo adoptan formas muy extrañas, y una mano derecha parlante es algo de prodigio fuera de las representaciones marionetísticas infantiles!! (como si hubiera sido una zurda, vamos)
ResponderEliminarPues se habrá dado cuenta de como concilias tu,no???
ResponderEliminarLa próxima vez que lo veas, lo atascas sin compasión...
Pues a ver si hay suerte y se quda con la movida de aquello.
ResponderEliminarYo también pienso que los ángeles adoptan muchas formas y a lo mejor te echa una mano de lo mas inesperada.
Crucemos los dedos.
Por cierto, me ha encantado la manera que tienes de contarlo. El reisiño tiene una buena profesora :-)
bicos.
Percíbese a semana complicada, si. Pero tampouco te agobies moito polo feito de que o reisiño teña que compartir intres laborais contigo. Agora afastámolos totalmente do noso entorno laboral como se fose pecado ou se fosen contaminar dun mal tremebundo.
ResponderEliminarQuen de nós non estivo acompañando a nosos pais nas suas tarefas cando eramos pitufos/as?. E acaso temos a tiña? (boeno, algún tiñoso hai jajaja).
Bicos enteiros tamén
Esa cadena oxidada ha de mantenerse lejos. Ha encerrado a las vacaciones. Los Estopa son otra historia. Qué maravilla, qué encantadores!
ResponderEliminarAins, que la memoria me pone tonta.
Un (b)eso!
Pues siento ser ceniza pero no hay mayor ciego que el que no quiere ver. Tal vez para calmar su conciencia pensó: los becarios de hoy en día, cada vez son más jóvenes!
ResponderEliminarBicos y paciencia.
yo tampoco me atrevería a "pedir el favor" entrando así a trapo. Ya no debería ser un favor, porque es un derecho!
ResponderEliminar(menos mal que puedes llevar un ratito al reisiño, porque en la mayoría de los sitios, ni eso.)
es urgente que en las grandes empresas por lo menos,haya un servicio de guardería.
así que venga, a dar la lata, a todo el mundo, compañeros, sindicatos, dirección, periódicos...
bicos.
¿ya estás bien de tu ojo?
La mayor pena de la sociedad en la que vivimos es que las empresas no piensan en sus trabajadores, solo tienen presentes conceptos como productividad, dinero, beneficios.
ResponderEliminarY todo ello en detrimento de otras cosas mucho mas importantes como familia, personas, tiempo.
Es una pena.
PD. Tengo una duda, ¿cual era la letra que había salido en el ordenador y que había escondido el monito?
Me da la risa lo de conciliar.
ResponderEliminarMe da la risa pensando que alguien como esa persona se de cuenta de nada que no le incumba.
Estará hasta las narices de ver cosas en las que podria meter las manos, y no las meterá a no ser que le digas nada.
Nunca choveu que non parase.
(espero).
Bicazos.