viernes, 26 de septiembre de 2008

Te echo de menos

Sé que tú también a mí. Lo noto en lo fuerte que me abrazas cuando voy a recogerte. Yo nací para quererte, y para cuidar de tí, eso no cambiará jamás. Y aunque ahora te esfuerces en pronunciar el nombre de ella, "Pa-tris-sia", espero que siempre se te llene la boca diciendo "MAMI, te quiero mucho".

He puesto las flores que me trajiste en este florero virtual. Mira, con mariposas y todo, seguro que te gusta, como la canción de Queen, que ya sé que no es esa de "ui ui ui ui rokiu", porque no le iba nada al florero, ni al sentimiento que tengo estas mañanas solitarias. Porque te echo mucho de menos, mi reisiño

lunes, 22 de septiembre de 2008

Tú... tú puedes...

Eso nos repetía constantemente la matrona en las clases de preparación para el parto. Lo hacía con voz suave, como hipnotizándote, como engrasada para llegar a lo más profundo de tu ser, para convencerte allí, en las entrañas, justo en los músculos del suelo pélvico, donde había que controlar con cada contracción, "no empujes hasta que llegue el momento, tienes que ayudar a tu hijo a llegar al mundo, tienes que estar ahí con él. Tú estás preparada para eso. Tú, puedes".

A veces nos daba la risa. Era difícil relajarse en aquellas colchonetas, con aquellas barrigonas, con tanta gente en la sala de educación sanitaria. Aquel calor sofocante. Y cuando al fin llegaba la relajación era complicado centrarse en aquellas suaves palabras, o te quedabas corta o te pasabas... jajaja, ¡los ronquidos que se llegaron a escuchar! jajajaja. Cuando me pudo acompañar papi me preguntaba al final de la sesión: "Qué? Qué tal la siesta?". Yo lo negaba todo, por supuesto.

Recuerdo a mi matrona con mucho cariño. Era su último año trabajando, pues estaba a punto de jubilarse. Coqueteaba contándonos que cuando era joven sus pretendientes se escandalizaban de que una mujer tan guapa fuese matrona. Al parecer las matronas eran, tradicionalmente, mujeres feas, grandes y robustas... Las que se quedaban para vestir santos.
Si ahora vuelvo a quedarme embarazada me tocará un matrón. Qué cosas. Y qué raro suena.

Y lo de enfermero. Y lo de médica. Y lo de celadora. Y lo de albañila. Esto último suena fatal ¿verdad?. Ah! Pues cada vez hay más mujeres haciendo cursos de albañilería. Ya tengo oído de trabajadoras autónomas que te hacen reformas integrales, y aunque tienen que vencer una primera reserva en los clientes, al final resultan mejor, pues al parecer ¡son más limpias y perfeccionistas! jajajaja. Y seguro que no enseñan la mitad del culo mientras enlucen o alicatan... jajajaja.

Mi madre es de las de Yo Puedo. Creo que heredé buena parte de su osadía, así que sí, me atreví con el cincel y la maza para quitar parte de las baldosas y azulejos del baño, con el cemento y la arena para rellenar el hueco y recebar, con el cemento cola para colocar las losetas de piedra, con el nivel y la maza de goma para dejarlas bien planitas, con el azulejo y por supuesto el acabado final: mortero para juntas (comúnmente llamado "lechada" en la jerga de los obreros). El resultado ha sido una reafirmación en mi Yo puedo. Era mi primera vez sola, pero cuando era niña había ayudado a mi madre a echar un llano de cemento en el gallinero, y también a colocar friso de madera en la buhardilla, techos y paredes. Nosotras podíamos hacer de todo, eso era la enseñanza de mi madre. Se puede, claro que sí.

Así que entre mi trabajo, el de papi picando y también el de mi sobrino fontanero que el fin de semana nos ha ayudado a montar la cabina de hidromasaje, ¡hemos reformado el baño!.
No creo que nadie al que le pagásemos lo hubiese dejado mejor, la verdad.
Todavía no ha dado tiempo a estrenarla (aun hay que dejar que seque el sellado de silicona y probar que esté bien estanca antes de arrimarla al sitio), pero ¡tengo unas ganas de probar la nave!... (no sé si es nave espacial o del tiempo, ya os lo contaré cuando la pruebe). Me he creado muchas expectativas... Espero que no defraude.

¿Os gusta cómo rapea? Síiii. A mi también me gusta Aida la gallega. Tú puedes.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Mira quién vino

Semana complicada.
Las nueve y media de la noche. La celadora se ha ido a por la cena para todos los que se quedan de guardia por la noche. El mostrador está tranquilo. De vez en cuando entra algún paciente, nada urgente de verdad, aunque el significado de urgente o urgencias está del todo desvirtuado. Todo se puede convertir en una urgencia: por subjetividad, por negligencia, por mala organización, por los tiempos que corren, porque sí... y no voy a ser yo quien diga que no. NO soy personal cualificado.

Recojo las tarjetas de los que van llegando e intento registrarlas en el ordenador, "mierda, el puñetero programa no va", fue mi pensamiento resignado, así que toca usar el boli. Algo más falla: la estampa que se ofrece al público esta noche falla también.
- ¿¡Qué pasa!? - dice el reisiño al paciente que nos importuna.
- Nené, eso no se dice, se dice "hola", se dice "qué tal", pero no se dice eso -
- ¿Por qué? -
- Porque es de mala educación hablar así a nadie -
- Vaaaleeee - me dice mientras sigue sintiéndose importante, sentado a mi lado, con su pequeño portátil de juguete entre los ordenadores de mi trabajo, intentando adivinar la letra que se esconde tras el dibujo.
- Mami.. ¿y esta?-
- Esa es la T, ¿lo ves? - le señalo a la vez que le devuelvo la tarjeta al paciente que sigue la escena un tanto imperturbable.
- Espere en la sala, pregunte quién es el último, por favor -
- Gracias - me responde.

En esto entra por la puerta un hombre no muy grande, trajeado, con su maletín, pinta de persona importante, equipado como un ejecutivo. Lo reconocí al instante, pues ya había pasado por allí alguna otra vez, y si la primera tuvo que decirme su nombre, esta vez ya no. Supe antes de que me lo dijera que venía a ver a un médico que estaba de guardia y que es su amigo.

- Está atendiendo - le dije - pero se lo aviso enseguida
- No, no, si está atendiendo no le moleste, yo espero -
- Bien -

Así que se sentó, y sonrió levemente cuando escuchó a mi niño que ya me estaba pidiendo ayuda para la próxima letra que el monito le había escondido en el dibujo de la pantallita.

La primera vez que lo había visto por allí se había identificado y estuve un rato (el camino hasta la salita donde estaba el reclamado) pensando quién era, pues su nombre me resultaba tremendamente familiar. "¡Claro!, ¡Es la mismísima mano derecha del presidente de la Xunta!"

Hubo quién me dijo que era tonta por no entrarle al trapo con mi tema de cambio de turno para la conciliación de la vida familiar y laboral, pero yo... no me atreví....

Cosas de la vida. Mira por dónde, si es algo perspicaz, se dará cuenta de cómo he tenido yo que conciliar vida familiar y laboral esta semana de nueve a diez de la noche...

Claro que no lo pillo de servicio. Aysssss...

¡Qué lejos quedan las vacaciones!

Foto: cadena oxidada colgando del agujero que viene de la bodega del abuelo. Digna de guardar los más preciados tesoros. Nostalgia del verano. Tan distinta a las relucientes y engrasadas cadenas laborales...

jueves, 11 de septiembre de 2008

No soy yo... es el bicho

Algunos dicen que vomito bonito. No sé, pero sí que es intenso, a veces tanto que se me salen los ojos de las órbitas, a veces tanto que me transformo, a veces tanto que el bicho que llevo dentro quiere salírseme y revienta la maraña de capilares que lo mantiene preso dentro de mí. No tengáis miedo, lo tengo controlado, no ha podido salir, pero me ha dejado un pequeño recuerdo de la batalla. Ahora está dormido, aunque parece que mira a traves de mi ojo derecho. Algunos se separan de mi cuando les dirijo la mirada. Tampoco me preocupa mucho, incluso es divertido. Lo peor era al principio, hace unos días, que me asustaba a mí misma cuando me miraba al espejo. Ahora soy consciente de que soy la morada del bicho, y, hasta le estoy cogiendo cariño... Pobre.
Y hay quien me llama lagarta, cariñosamente, lo sé. Es un toque original, no se puede negar. En este momento no me parezco a nadie, ¡ni en el blanco de los ojos!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Vive la vida.. corta

Y puede ser muy muy corta.. o sólo corta. Así que sí, Carpe Diem, o horem, o minutem.. Lo que sea. Bah! No nos compliquemos. Vámonos contentos y bailando el rap de los hadrones suicidas!
Por si no volvemos a comentarnos, pues ha sido un placer amigos, todos, incluso el antropófago que vino a comentarme anoche... Tiene que haber de todo en la viña del Señor Dios. Sí, ahí viene la gran bola de las culpas, veremos si cabe por el agujero negro, igual hasta se queda atrancado...

martes, 9 de septiembre de 2008

Hecha un lío.

Administrar el tiempo es algo ajeno a mi idiosincrasia. Lo que mejor hago es "perder el tiempo". He sacado un máster en "llegar tarde" y dicen algunos que me conocen que tengo un concepto del tiempo semejante al chicle. Yo no lo creo así. Nada más lejos que querer faltar al respeto a los que me esperan, pero no puedo remediar dejarme llevar por la corriente, la marea del tiempo. Cuando hago algo que me gusta, necesito dedicarle el tiempo que haga falta porque sé que no puedo demorarlo, que jamás se repetirá la conjunción de planetas, de estrellas, el sol y la luna y mis neuronas y mi corazón, mi alma, toda yo, estamos en una sincronía única e irrepetible... ¡cómo voy a dejarlo!.
En fin. Sí, es un defecto que tengo asumido, aunque a veces intento limarle un poco las asperezas, nunca consigo una superficie lisa donde deslizarme cómoda y respetuosamente con el entorno.
Tomar decisiones es algo que también me lleva mi tiempo, y me cuesta. Como buena Libra, soy indecisa, nunca tengo todos lo elementos necesarios para equilibrar la balanza, y si no está equilibrada, no puedo tomar una decisión tranquilamente, necesito ese equilibrio, esa justicia.

Pongamos pues en la balanza: necesidades del reisiño, necesidades del papá del reisiño, el tiempo que comparto con cada uno de ellos, mis propias necesidades... El trabajo y el cole. Busquemos la cuadratura del círculo.

Algunos ya sabeis que tenía solicitado un cambio de turno por conciliación. Los antecedentes a este post podeis leerlos pinchando aquí.
Al fin tengo ya algo claro sobre mi futuro horario de trabajo: trabajaré a turnos, mitad de mañana (8-15), mitad de tarde (15-22). Esto me permitirá estar con mi reisiño al menos medio mes por las tardes, ya que por las mañanas estará en el cole. Me conformo y no peleo por el turno de mañana fijo porque para mí es importante tener un buen ambiente en el trabajo, y, aunque sería legal que trabajase sólo mañanas para conciliar vida familiar y laboral, sé que sería un desastre para mis compañeros, que tendrían que trabajar a disgusto más turnos en horario de tarde, y se enrarecería el ambiente, seguro. Tampoco quiero perjudicar a nadie para estar bien yo sola.

La disyuntiva está ahora en otro tema. Mi pareja trabaja a turnos también, de mañana y tarde semanas alternas. Yo podré escoger turno, así que, por el bien del reisiño, pensando en que no esté fuera todo el día, tendría que escoger justo el horario complementario al de mi chico, es decir, no nos veríamos el pelo, salvo fines de semana y para eso no completos, pues le toca trabajar algunos sábados. La otra opción vendría a empeorar el horario de mi niño, pues si coincidimos trabajando en el mismo turno, la semana que nos toca tarde el niño estaría fuera de casa todo el día, primero en el cole y luego en la guardería hasta tarde, a cambio estaríamos toda la familia junta 15 tardes al mes.
¿Qué hacemos?. Estoy hecha un lío.

Quizá debamos probar ambas opciones y ver cómo va. Quizá debamos esperar a ver que dicen mis compañeros nuevos (aun no sé quiénes son). Quizá haya algo entre medias. ¡Yo qué sé!

¿Algún consejo?

viernes, 5 de septiembre de 2008

El gorrión del mechón blanco

Tuvo que confiar en mí. Le salió bien. Voló, no sin antes darme las gracias.
- No hay de qué, pequeñito, gracias a tí por recuperarte, menudo susto me has dado.
Debería estar enfadado conmigo, por vivir aquí, dentro de una casa con amplios ventanales de cristal, muy cerca de los árboles...

Su corazón latía frenéticamente, y abría el pico como si le faltase el aire, como si quisiese gritar y no pudiese. Le hablé cariñosamente para tranquilizarlo, pero debía ser como un monstruo para él.
Se me ocurrió darle de beber. Usé un pequeño vaso de jarabe. Funcionó, empezó a reaccionar poco a poco y a mover la alas tímidamente.
Primero quiso entrar en casa, pero yo le advertí - este no es sitio para tí, te podrías lastimar, y quizá no vuelvas a tener tanta suerte.
Me miró agradecido.
- Espera, antes de volar... Ya sé que abusé un poco acariciando tus suaves plumas, pero, me gustaría guardar un recuerdo de tí.. ¿me dejas? -
No dijo ni pío, sólo se quedó un momento más en la ventana esperando mientras iba a por la cámara. Luego posó en la punta de mis dedos antes de alzar el vuelo.

Estuve emocionada todo el día.
A veces las historias acaban bien, muy bien.

jueves, 4 de septiembre de 2008

PRENSA, reflejos y distorsiones


Sobre las bondades no hará falta hablar.
La palabra escrita, aunque se le ha querido dar un especial status, puede resultar igual de falsa que la pronunciada. Yo puedo contar aquí un montón de mentiras, y podeis creerme... o no. Está claro que la historia puede ser muy distinta según quien la cuente. Pero se debe distinguir entre versiones de un mismo hecho y la manipulación, la mentira hecha palabra. A veces no se dice todo, y entre lineas se dejan informaciones falsas que son igualmente asimiladas por las masas, incluso más que las que no se dicen.
¿Es inevitable? ¿Estamos preparados? ¿Somos creyentes en general o ponemos en tela de juicio todo lo que leemos?

Tampoco tiene el mismo nivel de credibilidad este medio, por ejemplo, pues no dejo de ser una anónima, que los diarios de prestigio. También hay clases entre las revistas. Y los programas del corazón... buf. ¿Y cuando se mezcla todo? ¿corazón, corrupción, mafias, ley, justicia??? buf buf buf...

Un titular de estos días: Rodríguez Menéndez se da a la fuga gracias al permiso de un juez en contra de Instituciones Penitenciarias.

Yo conozco a ese juez. Es una muy buena persona. Pongo la mano en el fuego por él y sé, a pesar de lo que se pueda decir, o insinuar públicamente, que nada oscuro tiñe sus actos, ni como persona ni como juez. Así que sí, se equivocó, o no, sólo aplicó la ley y actuó de acuerdo con su ética profesional, intentando que la fama de un personaje como este, difícil de no prejuzgar, no influyese en su decisión, pues eso sería injusto, y, aun a riesgo de equivocarse, quizá ingenuamente pasándose de justo, sin pensar en las consecuencias para su propia persona, concedió el permiso al tipo en base a las mismas reglas con que se lo habría concedido a otro más anónimo.
Hizo su trabajo aplicando las leyes y las reglas.

La reflexión última que se me ocurre después de esta experiencia es que, ser juez y ser buena persona debe ser muy difícil de compatibilizar, a pesar de lo que en un principio pueda parecer.
Ya se habló aquí de la indolencia alguna vez, más enfocado al tema de los médicos, personas con una gran responsabilidad encima y con los que trabajo muy cerca. Ahora se me ocurre que los jueces también necesitan grandes dosis de indolencia para no perder objetividad. ¡Y cuántas veces lo que se les pide es precisamente no ser objetivos!


Foto: hay quien no puede leer más que en los reflejos distorsionados.

martes, 2 de septiembre de 2008

Por mi culpa, por tu culpa, por nuestra grandísima culpa...


Se acercaba rodando cada vez más rápido a nuestro mundo. Eran las culpas. Algunas eran pequeñas, otras enormes, pero todas ellas se iban uniendo a aquella bola cada vez más grande que rodaba ladera abajo, desde la cima de la montaña Universal que servía de refugio al valle donde nuestro mundo había crecido en desorden vital, a orillas del río Pecado. Tendemos a mínimos de energía y máximos de desorden. Leyes naturales rigen el cosmos mientras las culpas se van uniendo a la gran bola, obedeciendo a la termodinámica, ganando orden esférico y energía cinética mientras pierde energía potencial, pues viene de muy arriba. No se sabe si Alguien la envió, añadiendo Trabajo (más energía) al sistema, al fin y al cabo no parece natural que las culpas se reúnan en una gran bola rodante. Acabar con la humanidad y al fin redimir el más grande de los pecados: nuestra perniciosa existencia.
Y un gran meteorito acabó con los dinosaurios.


Foto: no pongas a Dios por testigo, ¿no ves que por nuestra culpa no está en condiciones?
Reach out and touch faith...