miércoles, 26 de marzo de 2014

40

40 es un número que a mi no me chista demasiado, la verdad. Si lo unimos a la música, me sale como primera entrada en mi base de datos la del programa de radio: los cuarenta principales.
No sé si se sabe la historia de porqué eligieron 40 éxitos y no 50 o 100 o 30...  No lo sé. Y tampoco es que me interese mucho...
Así que cantar al 40 me lleva irremediablemente a darme la sensación de estar haciendo una cuña publicitaria para ese programa radiofónico.
La melodía vocal que raúl escogiera para uno de sus últimos temas tampoco me cuajaba a mi mucho... aunque tengo que decir que, a base de repetirla unas cuantas veces, ya le voy cogiendo matices y me gusta más... aunque sea algo sombría y solemne para ese bajo y guitarra más alegres y dinámicos, y también para la temática:los 40 que pronto cumplirá el genial músico y que le pareció buena fuente de inspiración para unos versos que cuadrasen en su música...
Bueno...
No sé muy bien para que cuento todo esto, porque al final sólo me lee él y dos más que les dará un poco igual seguramente, pero bueno, es que a mi también me gusta leerme, y estas crónicas de viajes creativos son bonitas de guardar para leer más adelante... sí.
Yo ya tengo una edad... Paso de los 40, pero este viaje en escalas que empecé aquí en el blog lo comencé algo antes de los 40.  Y por aquel entonces ya raúl me acompañó en prácticamente todas y cada una de mis entradas... Somos viejos amigos ya.
Ahora que lo pienso, recuerdo que cuando me iba acercando a esa edad sí me planteaba algunas cosas, sobre la madurez, sobre qué cambiaría si cambiaba algo... Ahora, que tampoco paso mucho, pues no sé, me siento en una década bastante plena. También es cierto que despertaron algunas cosas en mi ser.... que tienen que ver con el sentido de la vida, con un cambio de importancia de las cosas... Me siento también más sexual, más sensual...  no sé si eso era la tan temida crisis de los 40, que quisieras vivir plenamente como si fueras una adolescente todas las mieles del sexo.... pero con todo lo que has aprendido, sin complejos, con descaro y sin esconderte.
Me importa mucho menos qué pensarán de mi... aunque todavía me duelen algunas críticas, no tengo un gran sentido del ridículo, y soy la primera en reírme de mi misma... que es muy sano.
No tengo una gran voz... que ya me gustaría poder regalarle a raúl, para que lucieran mucho más sus preciosas composiciones... pero sí que creo que tengo intuición melódica, facilidad para encajar palabras y música... y si el tono me es cómodo... queda resultón nomás.
Y bueno, sí que me importa el resultado, claro que me importa, pero sobre todo, me importa pasármelo bien, crear, jugar... cantar.
Cantar sana, relaja... me hace sentir muy bien. Bailar también me gusta... La música es medicina para el cuerpo y el alma, todo beneficio y sin efectos secundarios...
:) Nos hace mágicos.

domingo, 23 de marzo de 2014

Pastillas para no soñar

- Mamá, mamáaaaa
- Ya voy... Ay, con lo cansada que estoy... cariño... tienes que dormir mi amor
- Pero... pero... te fuiste de mi cama. Yo quiero que duermas en mi cama
- Pero mami está muy cansada y quiere dormir en su cama. Tenemos que dormir todos en nuestras camas mi reina, ya te dije que cuando te durmieras me iba a mi cama.
-Yo quiero que duermas en mi cama un ratito, sólo hasta que me duerma...
- Aissss.... 
Me voy metiendo en la esquinita y tapándome con una manta por encima mientras acaricio la cabeza de la niña que tarda dos segundos y medio en roncar de nuevo... Pero tengo que esperar a que su sueño se consolide, se quede tranquila... luego me escabulliré, de nuevo, para llegar a mi cama, muy cerca de la suya, aunque en otra habitación, es cierto... 
Escucho el crujido de la botellita plástica exprimida por el mayor que urgente bebe, por segunda vez en la noche según escuché... Es lo que pasa cuando cenan hamburguesas, de las de la carnicería de aquí, enormes, que no caben en el pan normal de hamburguesas... son tamaño super extra especial... Después escucho también el chorrito en el baño... Un pis.  Todo lo escucho yo aquí.... Soy una criatura especial de la noche, de la especie "mujer", subespecie "mamá", que todo lo escucha... que todo lo percibe.  Aprendí hace tiempo a estar tranquila porque sé que me despierto rápidamente del sueño más profundo de cero a 100 en milésimas de segundo, no pueden darse una vuelta en la cama sin que no los escuche, no pueden toser sin que no los oiga, no pueden hacer crujir el parquet sin que no los sienta... Casi antes de que me llamen estoy alerta ya... Casi antes de la segunda a de mamá estoy yo en su habitación, a veces de mal humor, ciertamente, preguntando qué les pasó... 
Confío en mi superpoder de mamá, confío mucho en mi sensibilidad, en mi sentidos alerta siempre.
La luz del vestíbulo que hay entre las habitaciones y el baño de la planta superior me permite ver al niño que salió el baño y se escabulle hacia nuestra habitación, reflejada la escena en la ventana de la habitación de la niña, convertido en perfecto espejo. Me llamó la atención el sigilo de movimientos... como si fuese ya mayor... la forma de deslizarse, tan precisa, nada que ver con los movimientos más torpes e infantiles a los que nos tiene acostumbrados... la forma de volver a arrimar la puerta, cuando siempre se olvida y la deja entreabierta o directamente abierta....
Qué raro... 
Espero un ratito esperando escuchar a papá protestar "cariño... es de noche todavía... anda... ve a tu habitación... de mañana vienes ¿vale?". Pero no lo escucho. Concluyo pensando que finalmente tendremos un niño en la cama hasta la mañana siguiente, no pasa nada... Papá no tiene ganas de desvelarse, y claudicó.
La niña ya duerme. Me levanto muy sigilosa. A pesar de todo sé que ella se dará cuenta, aunque duerma, de que mamá ya se va... pero ese era el trato, "estoy bien dormida, la dejaré marchar por ahora, voy a disfrutar de este nuevo sueño..."
Entro en la habitación esperando encontrar al niño en nuestra cama, le diría "anda arrímate y déjame sitio", pero no está.... Qué raro....
Qué raro...
- ¿No vino el niño?
- Eh... No.
- Qué raro...
- Qué pasó...
- Que lo vi entrar aquí... claramente
- No, no vino. Yo me levanté al baño.
- Ah...
Me quedo trastornada, pasmada... en cama con los ojos muy abiertos... totalmente desvelada... Mi cabeza hace ese ruido de cuando está aturdida y preocupada, ese ruido que no deja dormir a papá...
- Qué paaasaaaa...
- Nada, que es que lo vi claramente... Lo vi entrar aquí. Era él.
- No, no era él, era yo... Lo que pasa es que estabas dormida y te confundiste...
- Es que... lo vi claramente papá... No estaba dormida...
- Cariño, es normal, salías de un sueño profundo...
- Pero, es que, además... No entiendo - en aquel momento me levanto para ver como se veían los reflejos en el habitación de la niña... para ver si podía haberlo visto entrar en la otra habitación en vez de en la nuestra... No. Imposible. Después voy a ver a niño. Está bien, dormido...  Vuelvo a la cama.
- Pues sí, debí confundirme, pero es que... lo vi tan claramente papá
- Bueno, venga, vamos a dormir..
- Sí, perdona, no quería desvelarnos...
Demasiado tarde...
Dentro de la madriguera.
No... Dentro de un carballo centenario...
Seguí pensando, un poco más, en las verdades de los sentidos... En lo convencida que estaba de que quien estaba en el baño era el niño, no papá... así que vi al primero, no al segundo, de una forma tan clara, tan evidente... Y sin embargo no se movía como el reisiño, se movía como un adulto... Sí. Y me acordé de cómo nosotros podemos variar nuestra realidad. En serio... me entró un vértigo importante, el vértigo de cuando todo se difumina, se hace irreal, para convertirse en ilusión, en sueño.

Y si se queja el corazón... ve a la farmacia para preguntar... "¿Tienen pastillas para no soñar?"