Estámosche Ben
Ni siquiera pueden dar vueltas alrededor del tronco como si fuese un improvisado tiovivo. Colocadas así, apuntando hacia el cielo como si pudiesen despegar en cualquier momento, ilusionan mi vista un vez más. Una ilusión. Ellas brotaron cerca del suelo, así que envidian a las mejor colocadas, arriba, en lo más alto de la copa del árbol. Pobrecitas, como si cuando al fin sean libres (en el momento de escribir estas letras ya lo son...) les fuesen a quedar fuerzas para algo más que dejarse llevar por el arbitrario viento hasta el suelo. Muertas, bellos cadáveres amarillos, pardos, marrones, casi negros, transformándose en humus... en humus... en comida, en comida para el árbol, su árbol, nuestro árbol...
Y las ilusiones son lo más importante. Porque si no hay ilusión qué nos va a quedar en vida.... Por mucho que se tenga, por mucho que se pueda tener, si no existe la ilusión se acabaron las ganas de vivir, los sueños... los sueños... que no se acaben los sueños. No. De momento... No.
Ese árbol que plantamos un día delante de la ventana de la cocina es un espectáculo. Todas las estaciones nos regala la vista, nos regala ilusión, over and over and over again.
Ese árbol que plantamos un día delante de la ventana de la cocina es un espectáculo. Todas las estaciones nos regala la vista, nos regala ilusión, over and over and over again.