jueves, 12 de abril de 2007

LIBRE


Hace una noche tranquila. Las velas encendidas están repartidas por toda la estancia, haciendo que la penumbra cobre vida palpitando de forma irregular. Yo estoy aquí e intento no pensar, lo único que deseo es disfrutar de este momento, y de todos los que vengan después, hasta que llegue el final...

La ventana, abierta de par en par, deja que se cuele la escandalosa y a la vez desapercibida banda sonora de los grillos, acompañada de una ligera brisa templada que hace que mi pelo se levante ligeramente para volver a aposentarse sobre mis hombros. Me asomo y observo la espesura de los árboles al otro lado de la carretera, y a lo lejos un campanario iluminado que parece construido sobre una nube. No se oye nada más, es tarde, y en el edificio todos duermen, todos menos la del quinto, que permanece despierta pero intentado soñar. Sí, esa soy yo, una insomne que ya se cansó de pensar.

Sólo llevo puesto un suave y ligero camisón largo, traslucido, cayendo sobre mi con la gravedad suficiente para sentirlo encima, rozando constantemente mi piel, su caricia me excita, me produce placer sexual, me gusta mucho. Me levanto y me miro al espejo. No me reprimo. Me acaricio con la suavidad del más tierno de los amantes, comenzando por la mejilla y deslizando la mano por mi cuello mientras levanto ligeramente el mentón , a modo de amante entregada, para desembocar al fin en lo más profundo del escote. Puedo distinguir todas y cada una de las curvas de mi cuerpo a través de la fina tela: La caída de mis hombros.. mis pechos pequeños.. adivino mi cintura.. remonto mis caderas mientras reparo en la oscuridad de mi pubis.. continuo con la ligera curvatura de mis muslos.. mis tobillos.. mis pies descalzos... y después me miro a la cara. Mis ojos me calan con profundidad inaudita hasta que descubro en ellos cierto atisbo de maldad.
Después fijo mi mirada en mi boca que se tuerce levemente con una sonrisa casi macabra, que me produce un escalofrío, como si no reconociese la imagen que se refleja como la mía. Pero soy yo, sí que lo soy.. aunque presiento que en cualquier momento la imagen cobrará vida por si misma y saldrá del otro lado del espejo. Esa sensación forma parte del misterio. Pero no quiero resolverlo, no quiero pensar, sólo quiero sentir.. Vuelvo a acariciarme, esta vez en un suave pero firme abrazo a la altura de la cintura ciñiéndome el camisón al cuerpo. Luego, con un gesto rápido y sibilino me giro hacia la ventana: Quizá salga a volar esta noche.

Me gusta sentir este poder. No tengo miedo, hoy, después de tanto tiempo, me siento fuerte y libre. ¡Soy tan dueña de mi misma!. Puedo hacer cualquier cosa que se me antoje. La libertad es tan tangible que me emociona, hace que me hierva la sangre. Caliente, caliente fluye por mis venas enrojeciendo mis mejillas, haciendo palpitar mi sexo. Me vuelvo al espejo y en un gesto de valentía inesperado me miro de nuevo a la cara. Decido amarme en ese mismo instante, me abandono, me rindo, me entrego sin ningún tipo de reservas, hasta que pienso que me haré daño, que me arrancaré el corazón, el placer sube, como la marea, en cada ola más y más arriba, y me sumerjo en él, dejo de respirar para sentir más, sueño.. Me poseo y sigo soñando.. Me insulto y sigo soñando.. Me estremezco y sigo soñando.. Jadeo y sigo soñando.. Muero y sigo soñando.. Nazco y sigo soñando.. y me vuelvo a morir sin dejar de soñar. Finalmente me caigo, me caigo en lo más profundo del abismo sin conseguir despertar de un sueño que se hace real, que cobra vida, y sintiendo todavía el vértigo en mi vientre grito de placer, grito en silencio hasta que distingo el hilo de mi voz que me devuelve al mundo.. Luego cierro los ojos.. Sí, creo que saldré a volar esta noche.

Una ráfaga de aire fresco entra de repente por la ventana, atendiendo sin duda mi ansia de frescura, levantando de nuevo mi pelo e inflando mi camisón como un globo, recorriendo y refrescando cada recoveco de mi cuerpo, húmeda estatua orgánica que irradia un calor propio de estados febriles. Noto como el aire que sale de mis pulmones me quema por donde pasa. La penumbra se desvanece en un último palpitar de las velas que se apagan a lo unísono. Permanecen desprendiendo un fino hilo de humo que enseguida hace que en la estacia se perciba un especial aroma. Ahora sólo la luz de la luna ilumina levemente la habitación. El placer que siento es completo y mi única ansia es el seguir sintiendo esa libertad absoluta que me inunda el alma. Siento la necesidad de echar a volar.Me acerco a la ventana y levanto mis brazos invocando a la luna llena, inmensa, desbordante de luminosidad. Después flexiono mis rodillas ligeramente e impulsando mi cuerpo de un salto levanto el vuelo, surcando los aires a la luz del pálido astro.



Vuelo, vuelo libre como los pájaros. El aire me da en la cara y va recorriendo todo mi cuerpo hasta los pies. Es la mayor sensación de libertad que se puede experimentear. Vuelo. Sobrevuelo las copas de los árboles. La ciudad se ve increíble desde aquí arriba. Mis sentidos se agudizan hasta límintes insopechados, puedo percibir todos los movimientos, todos los sonidos. Me siento omnipresente, poderosa. Nada se escapa a mi percepción.

Ahora subo más arriba: mi ciudad está recortada en la costa. Allí me dirijo, al mar, a la inmensidad del mar, oscuro, tenebroso, grandioso.. Deseo volver a sentir vértigo, deseo emocionarme y que esa emoción se desparrame por todos y cada uno de los poros de mi piel insaciable.. y así ocurre hasta que creo que me siento indigesta.. cansada..
Aun así no permito el desaliento, sigo volando, dejando que mi cuerpo planee voy bajando poco a poco hasta que casi puedo tocar el agua. La velocidad se hace entonces más evidente. Me siento libre.. libre.. libre.. libre.. LIBRE.

No tardará en amanecer. Decido volver. El regreso se hace corto, ya casi estoy llegando a casa. Pero... ¿qué es aquello?. Según me acerco a mi edificio voy percibiendo más claramente. Empiezo a asustarme. Bajo despacio y me quedo flotando a un par de metros de ella:

Está tendida en el suelo al pie del edificio, en medio de un amplio y creciente charco de sangre, una sangre increíblemente espesa y oscura. Nunca había visto tanta sangre junta. Pero está viva. Su cabeza ladeada comienza a moverse. Me está mirando. Esa mirada me está traspasando. Me pide ayuda. Pero yo continúo mirándola. Creo que no deseo ayudarla. Deseo que se muera. Uno de sus brazos se levanta ligeramente intentando alcanzame. Conmovida por su gesto voy bajando y me pongo a su lado congiéndole la mano.

Una corriente extraña recorre todo mi cuerpo y todo se vuelve muy claro: es ella, mi sombra, mi reflejo, el lastre que me había acompañado toda la vida, por eso no deseaba ayudarla. Pero ahora, con su mano en la mía, con sus ojos en los míos, tan sólo siento lástima. Me pide perdón, y sé que eso es lo único que puede liberarla de su cárcel. Ella no sabía volar, el miedo la esclavizaba. Pero esta vez todo fue diferente, se había armado de valor sólo para seguirme.

- Te perdono - le susurro al oído. En su cara se dibuja una sonrisa casi macabra que me es familiar. Siento como me voy llenando poco a poco con ella. Nos mezclamos en un único ser.

Al mismo tiempo mi cuerpo se va desvaneciendo, y reconozco su sangre como la mía, sus heridas como las mías, y la muerte, la dama negra, se acerca poco a poco para cortar nuestras cadenas, recogernos en sus brazos y llevarnos a volar lejos, lejos de toda vida terrenal. Iremos a un lugar lejano y cercano a la vez, sólo un paso más para la libertad total, para liberarnos de nuestra propia existencia. Es curioso, pero ya no tengo ningún miedo. Soy feliz, y soy libre. Aquí viene.. vaya.. nunca pensé que su rostro fuese tan hermoso.. la dama negra...

2 comentarios:

  1. te acuerdas que yo tambien hice el dibujo del gato con yu ayuda???guardo algunos recuerdos de esos en cajas que por fuera llevan escrito "infancia días felices"...hay más cosa en la caja...bailar en la galería, escribir redacciones para clase en la que me ayudabas con las metáforas...que risa!!dibujar en el suelo de la habitación mientras estudias...y ver videos de michael jackson...pero eso es un secreto...jajajaja...thrilleeeeeer!!!

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  2. Claro que me acuerdo, estuve dudando si poner el tuyo o el mío..(no sé si sabes que tengo yo los dos).
    Me acuerdo de una de las metáforas: "más largo que un día sin pan.. yo tendría que decir que más largo que un día sin chocolate..".. jajajaja Me alegro de estar en tus recuerdos felices. MUUUASS.

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