viernes, 23 de enero de 2015

¿Un poco todos los días?

O un mucho, lo que me haga falta, digo yo.
Y digo bien.
El caso es decir.
Decir es distinto que escribir.
Es una cuestión de retroalimentación... ¿Cuántas veces escribes lo que venías pensando en escribir?
La verdad es que pocas. La mayoría de las veces me pierdo. No es que pierda el hilo, porque hilo tiene... al que me voy agarrando. Alguna vez he comparado esto de la escritura como un cauce contenido, un líquido que puja y cuando abres la escotilla busca el lugar más sencillo para pasar... El río busca un cauce por donde transcurrir, por donde llegar al mar, sin saberlo, porque el caso no es llegar, es no pararse: Si dejas de moverte... dejas de ser.
Y es cierto, al llegar al mar sigue siendo agua pero ya no es río... Y se sala. Agua salada. Agua dulce.
Amarga muerte. Dulce vida. ("Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar... que es el morir...")
Cuestión de gustos. Algunos consideran los orgasmos como pequeñas muertes, capaces de hacerte olvidar el miedo al gran orgasmo vital... Ascensión a lo divino. Ascender. Para otros morir es descender: desde la montaña por el valle hacia los abismos del mar infinito.

Metáforas para la vida, metáforas para la escritura, metáforas para la muerte... Metáforas para explicar las cosas que nos pasan, metáforas para entender. Y al fin, debe ser un juego, nada más, y nada menos. Parece que jugar no es importante, pero sí que lo es. 

Y hoy... 
Hoy se me dio por pensar que es más bien como una escalada -lo de la escritura digo, aunque podría valer para la vida-. Vas mirando por dónde poner el pie, la mano. Aquella pequeña grieta se veía bien desde más abajo, pero ahora que vas llegando ya no es la mejor opción... Y al fin, busco el camino fácil, para seguir ascendiendo, y tener mejores vistas. A veces hay muchos caminos, pero elijo rápido... pequeñas elecciones fáciles de tomar llegado el momento. De poco vale al fin planificar. Siempre cambia el paisaje según vas subiendo, y a veces de forma drástica...

Me paso el día escribiendo en mi cabeza, pero no es lo mismo que hacerlo aquí. Como cuando hablo sola: lo que ocurre cuando me pasan cosas, cosas normales que le pasan a la gente, de la rutina diaria. Te equivocas en algo, o descubres que tu hijo hizo esto o aquello que no estaba bien, y entonces lo hago, hablo sola... Pero no hablo sola, si no que ensayo conversaciones urgentes que se me vienen a la boca irremediablemente, buscando razones, soluciones, caminos... explicaciones, que le doy pues, a quien corresponda... pero que luego se pierden en el olvido, no llegan a destinatario, casi nunca. Carecen de sentido más tarde. ¿Valieron para algo? Sí, puede que sí, que me sirvieran a mi, para explicarme, para poner en orden mi cabeza y mi conciencia... Sí, para eso valen, sin que los interlocutores ficticios me interrumpan, ni me rompan los esquemas de lo que yo pensaba que tendrían que decirme, que me contestarían... Me escucharon, me entendieron, o no.. pero entonces yo los desarmé con mis potentes argumentos...  :)

Al fin yo también tengo mi juego de pensar. Como mi reisiño. 
Mi reisiño se hace mayor, que no maduro. Digno sucesor de su madre. Pero yo me siento orgullosa de no ser madura a mis 43, por qué tendría que exigirle a él que lo fuese. Por qué se lo exigimos.

Porque es lo que hay que hacer. Porque tiene que defenderse en la vida. 
Al fin el mundo no es tan distinto del paisaje apocalíptico de The Walking Dead... mira tu.
¿Enemigos hasta que se demuestre lo contrario? ¿contrincantes?¿no amigos?
¿Acaso no se basa la supervivencia en aliarse con tus semejantes, colaborar, hacer frente común a las adversidades? Pero estamos ocupados en criar a los niños en otro tipo de ética: individualista, competitiva... La misma que nos inculcaron a nosotros, y que nos hace tan infelices cuando creemos en ella pies juntillas.

Bueno, cada vez más gente se suma a otro tipo de educación, aunque siga siendo una triste anécdota  en medio de una generalidad más bien pobre en los valores que realmente les van a hacer falta a nuestros hijos en un futuro que se vislumbra más bien duro.

2 comentarios:

  1. mientras sea tu voz la que resuena en tu cabeza, todo va bien, las conversaciones con uno mismo están aceptadas. si son otras voces las que oyes ahí dentro es cuando hay que empezar a preocuparse! es difícil encajar en lo socialmente aceptado sin un perfil estándar, el tiesto se queda pequeño y siempre estás meando fuera. conozco a padres recientes que pasan por el aro de los cumpleaños de sus niños, por poner un ejemplo, de encontrarse con otros padres que no conocen muy bien, aguantando el tipo en sesiones interminables de risas forzadas. pero es lo que hay que hacer, entienden, y lo hacen, por los niños. aunque no sé si los niños demandan eso. supongo que al final nadie sabe muy bien lo que quiere. otro tipo de educación, la que sea, al margen de la corriente, siempre es bienvenida. creo yo, cuantas más opciones mejor. libertad es poder elegir, y una de esos conceptos gordos a los que podemos, debemos aspirar es a ser libres.

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    1. Sí, justamente raúl, ser libres es una aspiración.... No sé si somos libres, esto es, seguro que no lo somos. Lo de la libertad es tan relativo... Pero vivimos en jaulas, más o menos cómodas, pero jaulas, y supone un esfuerzo importante salirse de ellas, porque, aunque ganamos en libertad, una gran riqueza, pues perdemos a veces muchas comodidades... y tantas veces, nos encontramos solos. Creo que eso es lo que más nos pesa, y la cadena que nos ata... que queremos, no, necesitamos! estar con los nuestros, y los nuestros están ahí dentro... no fuera... Y eso me lleva al concepto del amor. Lo que no haríamos por amor a nuestros hijos, a nuestra familia, a nuestros amigos... Lo que sacrificamos también, por culpa de ese amor y... ¿es realmente amor? ¿es generosidad o egoísmo? ¿lo hacemos porque queremos o porque lo necesitamos?
      Yo tengo tendencia a una vida social pobre. En general no me gusta mucho la gente, aunque cuando hago el pequeño esfuerzo de acercarme a ella consigo encontrar unas cuantas veces satisfacción, correspondencia... ya sabes... eso de recibir lo que das... y mola, y pienso por qué no lo hago más veces... Y lo hago casi siempre obligada, por mi marido, por ejemplo, un animal mucho más social que yo, o por mis niños... aissss las fiestas de cumples... bufs...
      En fin.
      Libertad!

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