Me llamo Coco. Soy el que sale en el vídeo con ojos de vicioso, porque la gatita que es mi compañera de fatigas me está acicalando y mimando, dedicándome la más tierna de sus atenciones. Es mía, la pobre no tiene más dónde elegir, encerrados en esta casa, grande, sí, pero cuatro paredes nos encierran, salvo cuando nos dejan salir al tejado, y oteamos y olemos otras criaturas que nos despiertan muchos instintos, aunque el más arraigado hoy por hoy creo que es el del protección. Aquí estamos bien, a salvo de todos esos peligros que nos acechan en la calle.. Aunque a veces quisiéramos vivir menos y más intensamente, también tenemos momentos de dicha en esta sencilla ¿y sin sentido? existencia..
La emoción que recorre nuestro de sobra elástico cuerpo cuando escuchamos el despliegue del paquete de pienso de gatos preferido, cuando miramos por la ventana a los pájaros libres, pero al frío, ¡qué carajo!, que nosotros estamos con el culo caliente sobre el radiador.. jaja.. ¡qué se jodan los pájaros!.. Aquí no se consuela el que no quiere.. jajaja.
EH!.. no penseis que soy egoísta y yo no la acicalo a ella de vez en cuando (de cando en vez). Sí que lo hago, lo hacemos, sobre todo cuando llueve, o va a llover. Eso dicen siempre los viejos humanos ¿no?, cuando el gato se lame.. es que llueve.. Lo dicen en rima y tal.. pero no recuerdo bien como es el cuento.. (sólo soy un gato.. ¿qué carallo me pedís?)
Gatos: seres de otro mundo que están aquí para espiarnos. A veces se conforman con estudiarnos curiosos desde sus pedestales, otras nos controlan de forma magistral. Unos bichos inquietantes los gatos..
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