martes, 5 de febrero de 2013

¿Salvar?

Cuando nacemos el mundo es pequeño. Casi ciegos y muy sensibles al calor de nuestra madre que nos dará alimento y protección. Somos ínfimos en el universo. Crecemos y crecemos y nos parece que somos grandes... y así es... pero no tal y como lo percibimos. También nos parece grande el mundo, aunque sea un pañuelo...  pues nos parece fácil perdernos cuando somos conscientes de nuestro tamaño material.
Nuestro sentido egocéntrico es elevado cuando nacemos, y cuanto más egocéntricos somos, más pequeño es nuestro mundo, más grande el universo que nos rodea, percibido ajeno. Y cierto es que somos un accidente carnal bien pequeño. Eso no llega a cambiar significativamente nunca. Siempre somos pequeños, materialmente pequeños en esta vastísima realidad que apenas llegamos a vislumbrar... 
Cuando somos niños parece lógico ese sentimiento, ese mecanismo que nos permite centrarnos en nosotros, en nuestras necesidades, para poder sobrevivir.
Luego deberíamos ir madurando y abriendo nuestro mundo a nuevas realidades. Procurar un bien común, para nuestro propio bien al fin. Tener una consciencia cada vez mayor... Y pocos, ¿ninguno?, llegan a tener la "consciencia cósmica", que nos haría inmortales y sabios. Eso está infinitamente lejos. 
Nos quedamos aquí, pequeños, solos, mortales, vulnerables, atrapados. Inmaduros. Y cuanto más civilizados peor. Como ocurre con los animales domesticados, que no necesitan cazar para vivir, ni buscarse la vida para protegerse, ni para nada... No sabemos nada. Nos quedamos en un nivel primario de madurez, que en caso de necesidad, de caída del mundo tal y como lo conocemos, nos matará... seguramente, porque no estamos preparados.
Egocéntricos, egoístas, caprichosos... Ignorantes al fin. 
Y a veces nos da por "salvar" a alguien. Nos parece que tiene un problema y que nosotros podemos ayudar, sacarle de él.
En el fondo no es así. En el fondo el problema es nuestro. En el fondo queremos salvarnos a nosotros mismos. En el fondo, nada es como parece, como lo vemos. En el fondo, todo es al revés.
Todos los problemas son nuestros. Una invención.



Aquí reúno algunos de mis gifs preferidos. 
Quedó resultón... 

7 comentarios:

  1. Eternos adolescentes caprichosos y egoístas...

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  2. quedó fantástico artista, muy chulo. mi madre tuvo ese punto salvador sorteresiano durante muchos años, con unos cuantos novios, algunos muy jodidos, la verdad. se llegó a casar con uno, terriblemente enamorada, confiada en que podía salvarlo, desoyendo todas nuestras advertencias. este hombre se tiró por el balcón, delante suya. ahora, que ya han pasado muchos años de aquello, es viuda feliz, tiene un novio estupendo, y ya no pretende salvar a nadie. con estas cosas aprendes a medir lo importante de forma diferente, y lo importante, en mi opinión, es tratar de ser feliz, egoísta, ínfimo, estúpido, pero feliz. lo demás, probablemente, no tiene ninguna importancia.

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    1. Y claro. Si es que nos damos demasiada importancia. Es más fácil ser feliz cuando aprendemos a no tomarnos tan en serio a nosotros mismos. No sé si hay que perdernos el respeto... Y sí, quizá sí. No el respeto, el miedo a salirnos de nosotros mismos, a experimentarnos de otro modo, a crecer.
      Ha sido un comentario muy íntimo. Gracias amigo. Casi, CASI... me dejas sin palabras ;)
      Un bico.

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    2. Me alegro de la felicidad de tu madre... que revertirá en la tuya también... y esa en la mía. Pues eso: egoísmo puro y duro... jaja

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  3. pequeños, solos, mortales, vulnerables, atrapados.

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  4. También he leído a Raúl. Y me alegro de la felicidad actual de su madre, parece una persona generosa y hermosa.

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  5. Me han encantado tanto el texto como los comentarios.

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