jueves, 27 de agosto de 2009

Quiero de las galletas esas que guardas para las visitas...

Me recreo en una extraña congoja, la que me empapa nada más respirar tu aire, tan de mar, tan salado y agreste, la que me asalta desde dentro en cuanto puedo sentir esta húmeda frialdad que me cala haciendo la experiencia tan real. Porque  hace frío, en un mediodía de agosto, con el cielo despejado y un sol pleno y reinante, emisor de generosos rayos que llueven pero inexplicablemente se pierden en algún lugar del camino. ¿Se caerán todos en el mar? Y no, el agua está tan fría que corta por estos lares, sobre todo en San Amaro, que te duelen los huesos nada más tocarla. Tampoco consiguen, los rayos del sol, calentar tus calles... quizá templar un poco, acariciarme levemente para así notar más frías las sombras que fácilmente me dan caza, y me envuelven, porque sólo el frío germina en mi piel, ahora mimada del caribe gallego.
Y así, con una suerte de alegre nostalgia, con la congoja abriéndose paso casi a machetazos desde mis caprichosas entrañas me escurro entre tus frías calles de piedra buscándote, buscándome. Eres la misma, y no. De la misma forma que es mi sombra pero ya no soy yo, de la forma en que se puede ser y no ser a la vez.
Nunca me quisiste, no te culpo, yo misma no hallaba el modo de hacerlo: de quererme. Creo que la congoja no es más que despecho, la respuesta a tu rechazo.
No me quisiste, nunca me calentaste el alma, me trataste mal, porque yo no estuve a la altura,  así que debe ser culpa mía. A Coruña, ciudad donde nadie es forastero. No se puede ser tan hospitalaria y a la vez tan arisca. Yo no soy forastera: me siento una desarraigada, que es peor.... Y me enfado contigo con el pretexto de que siempre has dejado las galletas caras para los de fuera, para las visitas, ¿y acaso no es así en todas partes?. A Coruña, tan nueva como vieja, habitada por tantos fantasmas que acechan tras cada esquina. Y algunos son los míos, lo sé, que se quedaron a vivir aquí mientras yo me calenté el alma en otros lares, más al Sur, y más al Este, donde aprendí a quererme, a sonreír, a ser. Y me quisieron sin preguntas, sin mentiras, sin más. Sólo así puedo vivir, sin frío, sin lastres, sin fantasmas, con infinito Amor.

Qué culpa tendrás tú, que sigues impertérrita tu larga vida de ciudad, tu historia llena de historias y de vidas. Ni siquiera te acordarás de mí, aunque mi sombra sea uno más de los fantasmas que viven aquí, y se sepa tus caminos, y todavía guardes algunos rincones viejos sin muchos cambios, musgo más, musgo menos, con unos ojos, los míos, que miran de nuevo lo viejo y ya no pueden verlo igual... ¿Querré que me saques las galletas de los forasteros? Al menos así se calmará un poco la congoja...

Y es que yo soy la amante despechada, y todavía te quiero, debe ser, porque me duele este frío en la piel, y estoy llorando otra vez.


Foto: El edificio del Ayuntamiento luce festivo recortado en el cielo azul  de este agosto en fiestas. Los soportales de la emblemática Plaza de María Pita me cobijan más oscuros, más altos y más fríos que nunca, ya que la explanada central está tomada por toda la tramoya de las fiestas junto con las terrazas cubiertas (y no os equivoquéis, protegen del frío, no del sol...) de los bares y restaurantes que ofrecen las delicias de A Coruña. 
- ¿Qué va a ser?
- ¿Tenéis galletas?
- ¿Perdón?
- Galletas
Me mira inquisitivo
- Da igual, tráeme una tónica
El camarero me trajo la tónica acompañada de unas galletitas saladas que me sirvió con la sonrisa reservada a los forasteros (¿o no?).... que son tan, tan raritos ellos...

14 comentarios:

  1. Hai amores que matan e tamén se me ocurre aquelo de que "nin contigo nin sin ti...". En calquera caso estou convencido de que nesa relación de reproches e quereres, priman máis as lembranzas positivas.
    I é que o boi é de onde pace;
    pero o ser humán é de onde nace.

    Y, para maior abundamiento, te es que...musgo máis, musgo menos...La Coru es La Coru. Árdele el eixe!!

    Bicos de un de Lugo

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  2. Pues yo nunca comí galletas en un bar. Cacachuetes, frutos secos, patatas fritas, aceitunas.......hasta bombones hechos de "Krispies", pero nunca galletas......

    A ver si te va a entrar la morriña y te quieres quedar con nosotros por el norte....

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  3. Aisss, Chousa, claro que hai lembranzas positivas, sí. Funche unha princesiña mimada ata que o botei todo o lixo, e logo acabei no fango dos orcos... Puido ser peor. Tardei un pouco en saires a superficie de novo, non busquei sequera a salida, rendinme máis cedo que tarde, cousas da inexistente autoestima. Un día vin o sol porque o fango se secara, pero xa non había ninguén que recoñecese a princesiña.

    E agora, agora xa non quero ser princesa...jajaja. Pasei directamente a ser unha raíña, pero tivo que ser noutro reino.

    Cando volvo ós meus oríxenes vexo todavía a princesiña perdida polas esquinas, e sinto impontencia de non poder avisala para que teña coidado e non caia no pozo dos orcos... e enfádome con ela por ser tan estúpida, e por renderse... en fin.

    Eu son filla de emigrantes galegos, o meu pai de Pontevedra e a miña nai de Ourense (inda que nacida en Asturias). Atopáronse e fixeron vida na Coruña, e eu nacín en Alemania, pero me criei dende os tres anos na Coru. Aínda que me gostaría visitar a Selva Negra (sabe Deus que sentimentos me embargarían... jajaja) La Coru es mucha Coru, sí, te es complicado de máis, sobre todo para un de Lujo... jajaja

    Bico para tí tamén de esta raíña que aprendeu que para "hacer bien el amor hay que venir al Sur"

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  4. Artabria... ¿tampoco a tí te dan las galletas?
    Aisss
    Bueno, quien dice galletas, dice el marisquito... por ejemplo.
    Si a mi ni siquiera me gustan las galletas, pero basta que no me las quieran dar para tener antojo de ellas... Caprichosita que salí... jajaja.
    Na, es sólo una excusa para enfadarme... y ni siquiera sé con quien o con qué. Bueno sí que lo sé, para ser honestos: conmigo misma, pero ahora me quiero demasiado...
    ¿A que soy querestible? Sí ¿no?.. pues eso.

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  5. iba a escribirte sobre tu post; pero creo queeste post mío ya lo dice todo

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  6. Aquí suelen regalar galletitas de chocolate. Te guardo unas cuantas.

    Y una tónica.

    Y te mando un bexo

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  7. Sí, Zeltia, lo dice todo...
    El caso es que yo no puedo evitar que una parte de mí sienta un profundo desarraigo, y sólo por una etapa de mi vida que ya va quedando lejos, y debería haberme olvidado, pero hay rencores difíciles de despistar. Y no me tengo por rencorosa, pero cuando se trató de mi misma, el maltrato llegó a límites insospechados.
    Cuando creo que ya lo conseguí, que ya me perdoné, que ya no me voy a fallar nunca más, ahí está esa fría ciudad recordándome una historia que pesa bastante todavía.
    Y no fue tan terrible, pero yo lo viví como una tragedia que casi me destruye. Y no. No fue para tanto.... Creo que exagero, que el tiempo incluso lo magnificó todo un poco. Será porque no sabía que se podía estar tan bien como ahora... jajaja, y las comparaciones son odiosas..
    Zeltia, te siento cercana... Gracias por comprenderme, o al menos por intentarlo cuando no lo consigues (aiss, si yo misma pudiera a veces...)
    Un bico.

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  8. Gracias Ego, te acepto la tónica y el bexo.
    Las galletitas con chocolate no.
    Sólo me gustan las galletas sin chocolate (aunque a veces me obligue a tomármelas, para probar si me gustan, pero luego me acuerdo de que no, de que no me convencen...)y las de mantequilla, si son caseras mejor, como las que hace mi hermana con infinito cariño repartiéndolas entre toda la familia... Ella sí que sabe.

    El chocolate sólo por favor. Sin leche, y con el cacao por las nubes, cuanto más negro sea mejor...
    Una piedra-onza de esas de chocolate de hacer, primaria, ruda... nada de extrafino

    Cosas de la edad, supongo.

    A la pregunta de si me gusta el chocolate jamás obtendrás de mí una respuesta concluyente. Es una de esas preguntas eternas que creo que jamás podré responder, o depende del día, del sexo... yo que sé. La eventual respuesta será siempre una verdad de hoy y una mentira del mañana, y del ayer también.

    Enigmas de hoy ayer y siempre.

    Un Bixo para tí corazón.

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  9. terrazas cubiertas que protegen del frío en agosto... mmm... qué envidia te tengo dios!! bueno, o a los coruñeses, vamos ¿la gran ciudad te olvidó? yo creo que las ciudades son grandes precisamente por eso, porque nunca olvidan, por eso están tan llenas de gente, de cosas, de recuerdos, de vivencias. anyway. aquí TODO son galletas para las visitas: sol, paella y sangría. lo triste es que hay poca cosa más que ofrecer!

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  10. Me gusta el título que has elegido con el asunto del post, que además tiene miga la cosa...¡Vaya tela!

    Se desprenden muchas lecturas de todo esto. A veces las ciudades cuanto más grandes se caracterizan por inhóspitas y frías, por no reparar en la gente que las habitan cuanto menos en sus circunstacias. Por distinguir bultos y números pero no ver las diferencias y la autenticidad de la persona (en singular).

    Y es precisamente la gente de a pie, la singular, quien necesita sentirse acogida y querida en un lugar. Esos detalles que hacen que los recuerdos sean siempre buenos y positivos y aunque los malos también existen, nunca son tan importantes como para empañar la percepción.

    No sabemos dónde está nuestro hogar, nuestro sitio, hasta que sentimos esa generosa ración de galletas, pero de las buenas como las que ponen a las visitas; incondicionales y dispuestas.

    Por aqui te dejo una bandeja de galletas, como las de las visitas, pero para que te sientas una más del lugar.

    Bicos.

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  11. Siempre anhelando lo que no se tiene.. jaja. El caso es que yo me pasé tanto tiempo anhelando el calorcito que ahora que lo tengo no me doy colmado.. Pero es cierto, una brisa fresca de mar en una terrazita de verano resulta muy apetitosa..
    A Coruña es una ciudad mediana, y así se queda a medio camino. En las ciudades grandes puedes escabullirte anónimamente, pero en las pequeñas y medianas, aisss, sí, son grandes como bien dices Raúl,pero sólo porque siempre te recuerdan...
    Quizá no tendría que lamentarme por lo que no me dió la ciudad, porque no es más que un reflejo de lo que yo tampoco le dí a ella.. así que..

    Difícil asignatura la generosidad.

    Alicante tiene pinta de ser muy generosa, algo debe regalarse por ahí, porque es un destino turístico sin discusión.

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  12. Neli, no, qué va... las galletas no son para sentirme como en casa... quiero salir del todo para volver a empezar de cero.. y llamar de nuevo a la puerta, como una visita, y que me ofrezcan las galletas caras, y lo vea todo otra vez pero como si nunca lo hubiese visto antes, para aprender a verlo más cálidamente, y plantarle cara a la congoja que así se irá con el rabo entre las piernas...
    Y eso es. Pero no caerá esa breva jaja, porque aunque hay muchos caminos y todos nos llevan a Roma, sospecho que este de llamar a la puerta así al despiste no es uno de ellos...

    Un bico Neli.

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  13. Me encanta tú modo de escribir, Pitima, haces que uno sienta lo que sientes... Aun sin haberlo sentido antes. Aunque estés "enfadada" con la ártabra ciudad, tengo que decirte que de tu texto emana cariño hacia ella. Y debo decir como coruñés eternamente enamorado de mi ciudad (con sus fallos, que los tiene), quedo enormemente agradecido por tus palabras. Te dejo aquí mi saludo afectuoso y un soneto mío dedicado a La Coruña.


    Soneto a La Coruña, partiéndose al ultramar


    ¡Oh sacro fértil suelo, cara parte,
    Nereo ufano abraza tu gloriosa
    noble frente de polo a polo hermosa;
    honora Helios tu faz de parte a parte!

    ¡Oh alta Torre cuya luz sombras parte
    galana, osada, enhiesta y victoriosa!
    ¡Oh ártabra ría ilustre y espumosa
    de cuyo seno gloria tanta parte!

    ¡Oh dulces arenas, dorado asiento!
    ¡Oh excelsos montes de verdor henchidos!
    ¡Oh siempre venerada tierra mía!

    Noramala tirano movimiento
    mis rincones usurpa más queridos,
    y en llantos ceñido, allende me envía.

    Luis Varela

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    Respuestas
    1. Y claro que sí, que le tengo cariño a esa ciudad. Gracias Luis por tu soneto, es genial. Admiro tu capacidad para escribir poesía, eres un portento!

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