Las recuerdo calcetando, veloces, uno del derecho, otro del revés, uno del derecho y otro del revés, hasta acabar la vuelta, luego pasa el primer punto sin hacer, para que no haga vuelo, y vuelta a empezar, con ritmo, siempre apretando lo justo: derecho, revés, derecho, revés... Con el dedal zurciendo calcetines, empujando y haciendo zigzaguear la aguja con destreza... no lo olvides: cosedora sin dedal cose poco y cose mal
Las recuerdo lijando las pequeñas piezas de madera en el torno, los dedos enfundados en esparadrapo, para que la lija se comiese la madera y no la carne, con ese halo mágico de polvo en cada toque, con pequeños remolinos antes de precipitarse por el tubo del aspirador.
Ahora las recuerdo haciendo girar la salsa bechamel en la sartén con la cuchara, pof pof pof, ¿ves? ahora que la del borde acompaña en cada vuelta es que ya está a punto. Y luego moldeando las croquetas enharinadas, casi todas igualitas. Yo las rescato del anaranjado baño de huevo en la cuna del tenedor y las meto en el pan rallado, un buen meneíto y listas para la sartén. Mami puede arrimar sus dedos al aceite sin quemarse, porque son las manos de mamá, ella puede toquetear las cacerolas y sartenes al fuego tentando al peligro, como una funambulista de la temperatura, arrima los dedos lo justo, ni más ni menos... Esas manos que saben hacerlo todo: limpian el pescado, despiezan el pollo buscando con el cuchillo el camino adecuado, como si fuera un bisturí, con la precisión de un cirujano, sin romper ni un sólo hueso... ágiles y pacientes, mañosas y templadas, polivalentes, bajo el agua casi hirviendo del grifo, arrancando las malas hierbas de las zanahorias y remolachas o frotando con mimo el infantil pecho con el visvapurú, ya estoy mejor.. sí, mami, mucho mejor... Esas manos: las manos de mamá.
[...]
- Mami, ¿me pones una peli?
- ¿Y qué peli quieres?
- Yo pienso... - pone cara de interesante a la vez que da pequeños toquecitos con su pequeño dedo índice en la tierna carita
- Qué? ¿Pensaste?
- ¿Me ayudas mami?
- ¿A qué quieres que te ayude?
- A pensar
- Pero, cariño, yo no puedo ayudarte a pensar - le digo conmovida
- SiiiÍ - me sonríe divertido
- NooO - le hago los coros
- Que sí mami, mira, así - me coge la mano y escoge mi dedo índice para dar pequeños toquecitos en su moflete desocupado...
Si fuera tan fácil.....también querría que me tocaras el moflete a mi (y mira que tengo carne en ellos eh, soy mofletuda de nacimiento, jajaja)
ResponderEliminarUna historia tierna que se repite en mucho de nosotros. Unas manos indonfundibles capaces de todo y un amor incondicional que se desprende de cada recuerdo y cada gesto, cada olor y sabor.
ResponderEliminarUn mundo de sensaciones que por fortuna llevo muy adentro.
La última parte en la que las manos mágicas son las tuyas le da el toque especial a toda esta historia. Ahora te ha tocado a ti, Pitima.
Disfruta y un besote grande. (biquiños)
Las mariquitas amarillas creo que dan suerte.
ResponderEliminarMedia sonrisa y una canción optimista que esta mañana se me ha venido a la cabeza y ahora me encuentro aquí.
Por algo será.
Todo irá bien.
Palabras mágicas, como los niños.
Un bexo
Xoaniña voa voa, que che hei dar pan con cebola...
ResponderEliminarAxudar a pensar. Que bonita proposta!. Cousa ben diferente é o que ás veces queren facer os políticos: pensar por nós!!
(Non comas as uñas, nena!!!)
Bicos voadores
Chousa!!!!!!.... os dedos son de Reisiño... que a este paso vai ser Reisón.
ResponderEliminarEu, nestes dias revoltos, ei decir que non teño ningún recordo especial de nigunhas mans... quiza e que me sinto bloqueado, e os recordos bloqueanse conmigo.
Bicos.
me ha quedado mucha morriña por mi mamá.
ResponderEliminarmás que morriña un nudo en el corazón
las manos de mi mamá no estaban nunca haciendo croquetas. pero sí cosiendo sin parar "enfíame aquí a agulla". corta por aquí, remenda por alá, acorta daquí alonga dacolá.
fregando as sarténs, as cacerolas, os ferros da cociña de butano, e ainda mais lonxe no tempo a plancha de ferro da cociña de leña. prendendo o lume nas mañáns frías.
este queixo queixo lan, este ollo...
arrincabame o "cabalete" e ríase pola rabia que me daba.
esas mans calludas, un pouco deformes pola artrose, tiñan unha maneira única de acariñar a cara .. ¿ou sería o brilo da mirada que acompañaba a caricia?
pitima
quedei triste
pitima
acordachesme as mans da mamá
pitima
o meu neno xa é un home
dime que "xa vale" cando o acariño de mais...
que ben que o reisiño quere que lle axudes a pensar
un dia recordará as tuas mans quie ainda están cheas de caricias para él.
bueh, otra vez me pasé del castellano al gallego
ResponderEliminarpero entendes o mismo ¿non si?