No debería seguir consejos que dan los que no conozco (más bien los que no me conocen a mi, ¿cómo se atreven a aconsejarme si no me conocen?). Y la culpa no es de los consejeros. Yo los busco. Me los busco, así que no me puedo quejar. La culpa es mía, otra vez, esa puñetera (mami, eso es una palabrota?... No hijo, no es una palabrota cuando lo dices por algo, porque estás enfadada, por ejemplo... ¿Entonces estás enfadada?... Nooo..... ¿Y por qué lo dices?... Bueno, igual un poco enfadada estoy... ¿Y por qué estás enfadada?.... Y yo qué sé hijo... )
Qué me miras... ¿Tengo aliens en la cara? |
Quien mucho habla mucho se equivoca.
Y acaba contradiciéndose. No hay nada más feo que contradecirse. Contradecirse sin querer. Porque, digo yo, cuando te contradices queriendo es otra cosa. Y una cosa es una cosa y otra... es otra. No juntemos manzanas con peras ni uvas con manzanas que la fruta la ofrece el diablo disfrazado de serpiente.... ¡todo el mundo lo sabe!
Y yo sé lo que me digo. Bueno, a veces no me entiendo... pero lo intento (y para qué... si al final... da un poco igual)
Se me acumula el chollo. Y me queda menos de una semana. Sí, me ha pasado a mi: las vacaciones son más trabajo, pero trabajo del que gusta (parécese ser... cómo me gusta esta cacofonía en particular... cuando la dice mi chico... Me pone, y él lo sabe... lo facilona que me pongo cuando quiero... Y a vosotros qué os importa. Y claro, si es que hablo demasiado, escribo demasiado, y luego no hay misterio, se pierde la magia, y todo se sabe)
Pero no sabemos nada. De mi. Ni de nada. Ni de nadie. Qué vamos a saber... Y para qué... Si al final... da todo igual.
Sí, es cierto, me gustan los chorus. Sí, los Chorus. Los estribillos. Las ritmos facilones, bailables, que me hacen sentir segura, bien. Es que soy simple al final. Sólo que aun falta un trecho para el final.... Pero ya queda menos.
Y yo de qué estaba escribiendo???
Ah.. sí.... Los consejos. Bueno, los consejos no... Las frases hechas. Las fórmulas magistrales. La sabiduría en cápsulas sueltas, sin posología, sin envase. Para todo y todos. Sin relación de efectos secundarios, sin receta médica. Te las encuentras y te las llevas adentro... a ver qué pasa.... Nada malo, seguro... ¡Si es todo natural! (como el Estramonio, no te jo... Como si hubiese algo que no provenga de allí.... de la naturaleza...)
Yo voy a seguir con mi incontinencia verbal.
Juguemos...
Por cada contradicción os regalo.... Nada. La satisfacción de ver como me contradigo, que ya es mucho...
Y si no encontráis ninguna contradicción es que no me habéis leído... Bueno... Vosotros os lo perdéis... jaja
El juego es una variante (más cutre si cabe) de nuestro famoso pescado con espinas.
Veréis qué maldad:
Mi niño es incentivado para que coma el pescado previamente seleccionado por nosotros (su padre o yo, depende del premiado para la ocasión), de la siguiente manera: por cada espina que encuentre, una chuche, y si lo termina todo, dos chuches. ¿Qué os parece?... Que nos tiene colgando en sus manos... ¿verdad?
Bueno, son buenas manos... Al menos cuando se acuerda de lavarlas...
Y qué débil de carácter soy. En cuanto algo me gusta lo adopto. Y quiero ser así. No, yo sólo quiero ser yo misma, pero como a veces no me encuentro tengo que adoptar diferentes formas: Please to meet you...
Si alguien se siente plagiado... pues probablemente sea cierto. Pero que se lo tome como un homenaje, porque me gusta y me contagia y me inspira. Y una palabra suya bastará para sanarme... Noooo. Las palabras no sanan.
Las palabras buscan palabras. Se reúnen, y hacen clubs clandestinos, secretos y diabólicos que confabulan contra la humanidad..... Y se vuelven contra tí cuando ya no les haces falta.... Aissss
Los acentos también se me contagian fácilmente. Una semanita me basta para parecer oriunda del planeta en el que haya tocado caer. Claro que a veces no me quedo tanto tiempo.... y salto a otra dimensión.
A mi me gustaría ser original.... pero
You Can't Always Get What You want
Pero puedo sentirlo y hacerlo mío... porque yo lo valgo...
Home non!