viernes, 29 de octubre de 2010

EMPUJAR es VIVIR

Últimas horas en el vientre de mamá
Y a empujones expulsé la dualidad de mi cuerpo el martes.
Una experiencia única. A todos aquellos que dicen que no hay dos iguales tengo que decir que es cierto, que este parto nada tuvo que ver con el que trajo al mundo al reisiño.
Ella es distinta, y yo también. Todos somos distintos.
Me siento muy cansada, todavía aclimatándonos la una la otra, y las dos a esta nueva vida, nueva casa, nueva familia. Todos tenemos que buscar nuestro nuevo sitio, para hacer un hueco cómodo y agradable para esta tan queridísima raíña que nos acaba de llegar.


Cansada pero muy feliz. O quizá debería decir feliz pero muy cansada, que estaría mejor ordenado...


Tengo ahora dos experiencias completamente distintas de entre todas las que hay para traer al mundo una nueva vida.


Tengo pendiente una buena historia, algo que contar, claro... ¿y cuándo no?
Esta experiencia tiene muchísima miga.
Para adelantar algo os contaré que jamás en la vida me he sentido poseída de una urgencia tan desmesurada por empujar. EMPUJAR para vivir, para ser. A mi me trajeron a este mundo para empujar con todas las fuerzas, las que tenía, las que apenas sospechaba, y las que no tenía y me fueron milagrosamente prestadas. Una fuerza sobrehumana me poseyó durante ese preciso, corto, pero con esa intensidad que lo hizo infinito, período de tiempo, en el que nada más tenía sentido para mí. Esas cosas que lo son todo a la vez: normal y extraordinario, corto y largo, intenso y fugaz... Todo a la vez y más.


Y me queda la sensación de haber vivido un parto natural, de que no había nada entre mi naturaleza de madre y el mundo de los sentidos, nada de epidural, nadie que me pudiese impedir que empujase sin la más mínima tregua, con las fuerzas que era imposible que me quedasen.... No podría, no podría.... Y no eran mías. Todavía las debo. Estoy en deuda, pero pago feliz ese préstamo natural que me permitió vivir algo tan único y especial. Apenas puedo hablar: siempre había pensado que no hacía falta chillar ni quejarse así en el parto, ¡era gastar fuerzas inútiles!... Pero no se puede evitar. Creo que acojoné a todas las demás parturientas que estaban en fase más tranquila de dilatación, quizá dosificando esa epidural que te evita sufrimiento, pero también hace que te pierdas algo, tengo que admitirlo ahora, a toro pasado, y plenamente consciente de que si viví así la experiencia fue por obligación, porque de haber podido me habrían puesto la epidural a petición mía.... Sí. A nadie le gusta sufrir.


La niña se retrasó muy poco, casi nada, porque salía de cuentas el lunes y mi primera contracción de parto me sobrevino a las 5:30 de la madrugada del martes. La segunda fue a los 15 minutos. La siguientes fueron acercándose, primero cada 10, luego cada 8. Entre pitos y gaitas (levanta al niño, darse una ducha, papá quiere afeitarse... ) no llegamos al hospital hasta las 8 y cuarto de la mañana. Las contracciones ya son seguidas, y la experiencia anterior (10 horas en la sala de dilatación cuando parí al reisiño) ya quedó en las antípodas. Esto ya no se puede parar. 9,8 de dilatación (de los 10 cms que se dilata), muchas ganas de empujar, la nena quiere nacer ya, y yo tengo que traerla ya!!


Así que a las 9:30 de la mañana llegó al mundo mi niña guerrera, la pirata, la raíña. Es el vivo retrato de su papá, con lo que queda todo repartido: tenemos la parejita de miniyós al completo... jaja, aunque me cuesta imaginar la cara de papá con coletas a los lados... jajaja.
Pude hacer lo que siempre quise: quedarme con mi niña desde el mismo instante que la empujé a la vida y pasó el estrecho umbral, dilatado para la ocasión , pero pequeño para pasar algo tan grande como a MI HIJA, NUESTRA NIÑA, la cosa más grande del universo, que vive, respira, y templada de mis entrañas ya levanta la cabeza desde mi vientre donde la han puesto para buscar mi teta ansiosa de llenarse de líquido vital que la alimente y proteja...


Pesó 3.820 gramos. Se ve que mi cuerpo no sabe hacerlos más pequeños....  Está sana, es preciosa (del modo en que la ve su madre, que es único e insuperable...) y duerme ahora, cansada del viaje...


Gracias a todos por interesaros, por acordaros de mi en un momento tan precioso de mi vida....


Seguiré según pueda sintiendo, viviendo, y contando... según pueda y necesite.
Como ya he dicho tengo contraída una deuda. Debo descansar y cuidar de mi y de mi familia, que no es poco...
Que nadie se preocupe si no me prodigo mucho, ni siquiera aquí en mi casa-blog....
Estoy feliz y bien, pero un poco ocupada...


Como cantan aquellos: el directo es la vida...

A raíña

miércoles, 13 de octubre de 2010

Amable hospital


Mami hace un par de años
Así que entré en el hospital. Estuve 3 veces ingresada en mi vida, y siempre en este hospital. La experiencia no fue mala, me trataron bastante bien, incluso muy bien, pero claro, siempre estás deseando marcharte cuanto antes de allí ¿verdad?. Que conste que a mi me encanta que me cuiden y me traigan la comida, y todo eso.... pero.... pronto empiezas a sufrir todas las desventajas, la sensación de encierro, las nostalgias de tus momentos de buena salud, de plenitud, porque también soy muy activa, me gusta hacer ejercicio, saltar, correr, nadar. Soy una mujer de ritmo, y la calma es necesaria, lo sé, pero demasiada calma me cansa pronto...


Ahora no puedo hacer casi nada. Descanso relativo. Estoy muy hinchada, tenemos miedo de la preeclampsia, y de la eclampsia, y del temido síndrome de HELLP... Tenemos miedo papá, el matrón y yo. De momento tengo la tensión como siempre, más bien baja, pero ya me pasó en el anterior embarazo, todo bien hasta que tengo al bebé y luego se me dispara la presión sanguínea y tengo problemas con los análisis....  Sí que me da miedo, la verdad es que estoy un poco nerviosa...


Mami hoy
Y la nena se mueve, se mueve mucho. Y tiene mucho hipo... ¿será normal? Tengo que preguntárselo al matrón... Todavía no se ha colocado... Si tuviesen que interrumpir el embarazo tendrían que hacerme una cesárea. Ahora ya no sacan a bebés de nalgas, y mejor, creo...


Subí por las escaleras, con trabajo, pero, qué caray, que no se diga que no puedo...  Llego a la planta de Toco, donde están los cintos, las salas de dilatación, las de partos, las habitaciones para las parturientas y los bebés. Conozco bien el sitio. Es mi cuarto embarazo. Los abortos también acaban allí.


Me dirijo por el pasillo hasta la ventana del personal de administración, colegas míos, aunque no los conozco... Tampoco doy publicidad a mi relación con la empresa (me da pánico el síndrome del recomendado... ). Además, primaria es diferente de especializada, es "otro rollo".


- Hola
- Dime
- ¿La charla sobre la Versión Cefálica Externa?
- Sí, es ahí, en medio del pasillo verás una puerta que pone sala de reuniones. Te sientas un ratito y ya os salen a buscar.
- Vale. Gracias.
Sonreímos, mientras me entretengo un minuto guardando el papel de la charla. Ella me mira y le leo el pensamiento. "Qué grande está...". Yo suspiro resignada. "Sí, está grande, lo sé..."


La nena pega un salto. Me llevo las manos al vientre y hago una pequeña caricia. "Tranquila, no pasa nada..."


Soy la primera. Llego temprano. Me siento y saco el librito que me llevo para estos casos, sobre embarazadas y tal. No es ningún problema esperar para mi, soy tranquila, y me gusta mirar a la gente...  El pasillo de un hospital es muy ameno....
Aquí sale la primera. Es una niña. La llevan sobre ruedas, en el capazo. Todo es rosa. Qué pequeñita. El papá y la mamá van sonrientes, pero también con una pequeña mueca de preocupación en la cara, parecen no tener ojos para nada más que su niña.... Son jóvenes y probablemente primerizos... ¿Qué pasará cuando lleguen a casa? ¿Podrán cuidar de ella como deben?
El bebé enrosado duerme plácidamente ajeno a todas las dudas que salen de los ojos de papi y mami.  Sí, ya pasó el parto, pero ahora no es momento de descansar para ellos, han de estar muy pendientes del bebé.. ¿Tendrá hambre? ¿frío? ¿quizá calor? ¿Por qué no se mueve ni un ápice? Espera... fíjate... ¿Respira?.. Sí, sí, mira.  Siempre se puede acercar un dedito a la nariz, por si es una ilusión óptica....


Recuerdo lo que nos decía una compañera... "Primerizas.... Cuando llegas al tercero lo tiras en la cuna y ya ni miras para él.... ". La misma que decía que los síntomas de embarazo se adelantaban con el número de ellos. Del tercero, según te levantabas de la cama de follar ya te agarrabas los riñones... jajajaja, e imitaba los andares de una embarazada. Nos reímos mucho con ella, tiene aquel desparpajo y también mucha retranca gallega. De Santiago pero Redondelana de adopción. Allí vive con su Choquito, como le llama ella...


Se había sentado otra embarazada a mi lado. Cuando pasan los primerizos a nuestro lado por el pasillo nos aflora la sonrisa tierna.  Yo me emociono (estoy blandita...), y me vuelvo a tocar la panza... Aissss  "¡Qué ganas tengo de verte mi cielo!" Mi bebé me contesta con otro bote... Miro a mi compañera y noto cierta emoción en su cara también, mientras sigue al trío en su camino hacia el ascensor. Se percata de mi mirada y ambas nos recomponemos y disimulamos...


-¿Estáis para la charla? - nos pregunta otra "en estado"
- Sí, es aquí.


Sigo ganando en panza. Seguramente les llevo unas cuantas semanas, aunque tampoco tantas...
Me siento gorda. Me levanto para darme unos paseos por el pasillo.... Me cuesta ponerme en marcha, pero una vez empiezo consigo cierto ritmo "normal"


Van llegando más gorditas, una casi está como yo... Bueno.


Aparecen también por el pasillo, procedente de la sala de partos, una camilla con una recién parida y su bebé. El papá acompaña. Van tranquilos. Estos no son primerizos, pero están emocionados. Las celadoras también sonríen. Es una planta casi siempre amable esta. Me gusta.
 El reisiño satisfecho...  Y mami también...
Hace 5 años
El bebé llora bastante, con insistencia, pero con un sonido leve, bajito, no es de los gritones (eso es de agradecer).  Recordé el primer llanto del reisiño. Lloraba poco, pero cuando al fin lo hizo de verdad chilló tanto que me pilló desprevenida, al segundo o tercer día de hospital. Según salió de mi vientre no lloraba. Tardó un poquito en salir, con 4 kilos largos y cabezón costó que pasase por mi canal del parto, así que rápido se lo llevaron a un lado para aspirarlo y mirar que todo estuviese bien. Estaba un poco cianótico...
- ¿Por qué no llora? - pregunté enferma de preocupación - ¿Está todo bien? - rogaba por un rápido consuelo en forma de llanto
- Sí, tranquila, ya llorará..-
Había mucha gente pendiente de él. A mi me habían dejado de lado. Eso era lo de menos, yo miraba atenta y seguía rogando para que todo fuese bien de verdad... Por alguna mala razón, se me antojó, había demasiada gente pendiente en mi parto. Quizá también fue porque tocaba cambio de turno...
Cuando ya desesperaba el reisiño protestó un poco, sin apenas llorar. Lo envolvieron a conciencia y encapsulado me lo acercaron. Sólo quedó su carita enmarcada, tan redondita. No tenía la cabeza deformada, a pesar de la ventosa... Era lo más bonito que había visto en mi vida. Lloré feliz. Lloro ahora también...  Se lo llevaron por seguridad, porque había sufrido un poco con un expulsivo demasiado largo. Por el camino lo vieron mi hermana y el Druida, que al pobre lo dejaron en las puertas, vestido de quirófano pero sin poder entrar, desesperado, porque aquello parecía que se complicaba. Escuchaba todo sin poder hacer nada: "¿Dónde están las tijeras? ¡Pero si estaban aquí!.... Pues trae otras, rápido... "
El uso de ventosa y la prohibida maniobra Kristeller justificaba que no dejasen pasar a papá.


 Y aunque me quedé tranquila pensando que nuestro bebé estaba bien, que sólo se lo llevaban por seguridad, sentí una soledad inédita, un vacío literal y un poco inquietante.... ¿Me lo traerían pronto?  Me habían dicho que en un par de horas más o menos...
Estaba cansada, y nos vimos de madrugada esperando en la habitación. Imposible dormir con aquel nido vacío. Le iban a enchufar el biberón de azúcar y luego ya no me cogería la teta.... Yo quería darle de mamar.
A pesar de todo hubo un final feliz... sí. Y me costó la lactancia, pero conseguí mantenerla hasta casi los dos añitos. Es un niño muy sano...


Desperté de ese recuerdo tan vívido con otra entrada de camilla. Cuatro generaciones de mujeres avanzaban por el pasillo. La bisabuela y abuela del bebé hablaban con la celadora mientras mamá y recién se miraban muy cerca, en intimidad, tapaditos por la sábana, ajenos al resto del mundo...
- ¿Entonces usted se acuerda de mi?... ¡pero si hace como 20 años!
- Ah, pero es que yo tengo muy buena memoria - decía la bisabuela, de muy buen ver para ostentar ese título... ¡Parecía tan joven!
- ¿Entonces esta chica es aquel bebé...? - miraban a la recién parida
- Pues sí, claro..
- Yo también me acuerdo de ti - decía la abuela -  que fuiste mi compañera de cuarto hace veinte años, que ya trabajabas aquí, y tuviste también al bebé -
- Sí, sí, si tú también me suenas... pero ¡qué cosas! -
Se perdieron en una habitación mientras celebraban tan particular encuentro....


Todas sonreíamos y nos mirábamos...  Nos interrumpió la de la charla.
- Seguidme por aquí por favor....